Tiziana Zalla, Pascale Pradat-Diehl, Angela Sirigu
Abstracto
El córtex
prefrontal se conoce por estar involucrado en la planificación de la acción y
en el control del comportamiento. La evidencia neuropsicológica apoya la idea
de que el córtex prefrontal interviene generalmente en el procesamiento de
eventos complejos, como un conocimiento de la acción. Las acciones son
representadas en la memoria como secuencias de eventos discretos dirigidos a un
objetivo. Los eventos complejos pueden dividirse en unidades discretas más
pequeñas y organizarse jeráquicamente. La aspiración del presente estudio es
investigar la habilidad de 9 pacientes con una lesión prefrontal y 12 controles
saludables para analizar las secuencias de acción como eventos significativos.
A los sujetos se les pidió detectar las transiciones entre los eventos bajo las
3 instrucciones orientativas diferentes: (1): espontáneamente; (2) eventos
pequeños; (3) eventos mayores. Tanto los sujetos normales como los pacientes
identificaron significativamente más eventos bajo las condiciones de
orientación menor. Sin embargo, contrario a los controles normales (CNs), los
pacientes con daño prefrontal mostraron dificultades considerables en detectar
unidades de eventos mayores frente a las menores. Estos resultados sugieren
duramente que el córtex prefrontal está involucrado específicamente en el emparejamiento y el reconocimiento de
grupos de secuencias de acción. Estos descubrimientos también que la manera en
la que las instrucciones orientan la atención de los sujetos tiene un efecto en
cómo la información de la acción se codifica y representa en la memoria.
Introducción
La comprensión de las acciones
de otra gente depende mayormente de nuestra habilidad para inferir motivos y
objetivos de los comportamientos observados en curso. Todos los días las
secuencias de acciones orientadas a objetivos son generalmente continuas, con
apenas alguna pausa para crear límites entre las unidades de acción
significativas. De forma diferente a los objetos, que exhiben límites y configuraciones
espaciales específicas, los eventos y las acciones están extendidos en el
tiempo. Sin embargo, aunque las transiciones entre n evento y el siguiente, en
una secuencia de acción completa, puede ser confuso y poco claro, las acciones
pueden dividirse en eventos discretos. Cuando
se les pidió segmentar una secuencia de acciones, los observadores estuvieron
substancialmente de acuerdo sobre dónde estaban los límites entre los eventos
significativos (Hanson y Hirst, 1989; Newtson, 1973). El tiempo de localización
en el que el observador segmenta el flujo de acciones tiende a corresponder con
los puntos de máximos cambios perceptuales, por ejemplo, cuando la posición del
cuerpo del actor cambia mucho (Newtson y Engquist, 1976). La detección de
eventos seguros, tanto de niveles de mucha precisión como en los de niveles de
precisión más gruesa, parece ser especialmente relevante para la comprensión
del objetivo general (Reed, Montgomery, Schwartz, Palmer, y Pittenger, 1992).
Por otra parte, la evidencia sobre la percepción de la discontinuidad en el
movimiento dirigido al objetivo no está restringida para los adultos. Los niños
mayores son sensibles a la estructura hierática de los eventos y poseen
habilidades para el emparejamiento en curso del comportamiento a lo largo de
los límites relacionados con la imitación y la comprensión (Baldwin y Baird,
2001).
En
un estudio comportamental con voluntarios normales, Hanson y Hirst (1989)
investigaron la memoria para los eventos complejos usando una tarea de
emparejamiento. A los sujetos se les pidió identificar unidades de eventos
significativos grandes y pequeñas mientras veían una secuencia de acciones. La
aspiración del estudio era entender cómo la memoria y el reconocimiento podrían
estar afectados por la orientación de la atención de los sujetos hacia
diferentes niveles de categorización de eventos complejos. Cuando los
observadores atendieron a los eventos grandes, algunos niveles de las escenas
fueron consecuentemente retirados, mientras que cuando la atención se orientaba
hacia los eventos pequeños, el número de acciones registradas aumentó. Así,
estos resultados muestran la manera en
la que los eventos percibidos afectan a cómo se representa la información en la
memoria.
Los
estudios neurofisiológicos raramente han añadido la cuestión de qué procesos
cerebrales están relacionados en la percepción del comportamiento complejo. El
mecanismo cognitivo subyace que esta habilidad podría depender de los mismos
procesos implicados en la panificación de acciones. Según Schank y Abelson (1977), las acciones son
representadas en la memoria como secuencias organizadas de eventos descriptivos
dirigidos a un objetivo. Las descripciones constituyen un tipo de arquitectura
del conocimiento para la representación de historias, planes y secuencias de
acción. Los rasgos de esta arquitectura del conocimiento incluye el orden
temporal de los eventos, las uniones causales entre los eventos, la jerarquía
del objetivo, tanto como la centralidad y la prioridad de los eventos dentro de
cada descripción particular (Abbott, Black, y Smith, 1985; Bower, Black, y Turner,
1979; Galambos y Rips, 1982; Mandler, 1984; Schank, 1982).
En
la descripción, como en la estructura del conocimiento, el conocimiento de la
acción se representa en la memoria en grupos separados de frases
interconectadas, denominadas “trozos” (Black y Bower, 1979). Similarmente
a los objetos (Rosch, Mervis, Gray, Johnson, y Boyes-Braem, 1976), los eventos
pueden ser clasificados en diferentes niveles de abstracción, tal como en los
básicos, subordinados y supraordenados. El trozo actúa como una única memoria
representativa que contiene subclases de eventos de componente subordinado
insertados en eventos supraordenados dirigidos a un objetivo. El mayor nivel en
esta organización conceptual podría corresponder a las representaciones de
objetivos a largo plazo mientras la representación de menor nivel de objetivos
especifica el motor y los rasgos físicos de las acciones representadas.
Black
y Bower (1979) mostraron la evidencia para la realidad psicológica de los
trozos de representaciones en términos de episodios estructurados orientados al
objetivo. El intento continuo de conseguir un sub-objetivo o un objetivo se ha descrito
como un factor crítico para agrupar acciones o eventos subyacentes en distintos
episodios y para clasificar las acciones en diferentes niveles jerárquicos (Bower
y Morrow, 1990; Gobet y cols., 2001; Lichtenstein y Brewer, 1980). De forma
interesante, se ha observado una relación fiable entre la representación de
recuerdo observada y el nivel jerárquico en el dominio dirigido al objetivo del
conocimiento, desde que el recuerdo de los eventos decrece progresivamente,
subordinándose al objetivo jerárquico. Una implicación de la “teoría Chunky (de
los trozos)” es que la colección de elementos del mismo trozo tendrá Fuertes
asociaciones con otro, pero serán asociaciones débiles con los elementos dentro
de otros trozos. En consecuencia, el material en un trozo tenderá a ser
codificado y recordado en conjunto. Como muestran estudios previos (Black y
Bower, 1979; Lichtenstein y Brewer, 1980), cuantas más acciones subordinadas
estén incluidas bajo el mismo episodio, mayor es la probabilidad de que la
acción supraordenada pueda ser recordada, mientras que las acciones
subordinadas podrían ser inferidas de la acción supraordenada correspondiente
sin pérdida de información. Otra implicación es que la recuperación de los
eventos de la acción está influida por el número de trozos en el guión y no por
el número de eventos en solitario (Black y Bower, 1979).
Se
sabe que el córtex prefrontal es crucial par alas funciones ejecutivas y de
memoria de trabajo. Como muestran muchos estudios, las lesiones en el córtex
prefrontal son responsables de la discapacidad del conocimiento sintáctico
junto con la disfunción relacionada con la planificación (Goldstein, Bernard,
Fenwick, Burgess, y McNeil, 1993; Grafman, Sirigu, Spector, y Hendler, 1993;
Shallice, 1982; Shallice y Burgess, 1991; Sirigu y cols., 1995, 1996; Zalla,
Plassiart, Pillon, y Sirigu, 2001). En una serie de estudios, mostramos que los
pacientes con lesiones en el lóbulo prefrontal parecían estar dañados
selectivamente en almacenamiento y recuperación de conocimiento basado en la
escritura, concretamente en la organización jerárquica y secuencial de los
eventos aunque fueran capaces de recuperar los eventos individuales y de
identificar las asociaciones semánticas entre los eventos individuales
pertenecientes ala misma actividad (Sirigu
y cols., 1995, 1996). También mostramos que el análisis de la escritura era
particularmente difícil para los pacientes con lesiones frontales en
comparación con los pacientes con lesiones que afectan a áreas posteriores del
cerebro (Sirigu y cols., 1995). Los límites entre las secuencias de acción se
vuelven permeables en cuanto son evaluados por el número incrementado de
violaciones de los límites, inclusiones de acciones irrelevantes o por
combinaciones falsas y fusiones de secuencias de acción distintivas. Las
dificultades en la detección de los límites en los pacientes con daños en el
lóbulo prefrontal eran aún más llamativas por su representación
significativamente pobre en condiciones donde los elementos incongruentes se
presentaban o cuando no había estructura contextual (Sirigu y cols., 1995).
Como muestra el estudio de Zalla y cols. (2001), la discapacidad para
planificar en los pacientes con lesiones en el lóbulo frontal (LF) parece
afectar primeramente a la ejecución de secuencias de acciones de orden mayor,
mientras que las acciones naturalistas individuales se preservan relativamente.
El número de desplazamientos sin finalidad y de acciones suspendidas ocurridas
en los pacientes con daños en el lóbulo frontal se interpretó, en este estudio,
como un déficit en el emparejamiento entre diferentes sub-secuencias de
acciones relacionadas con el objetivo final. Sobre todo, estos resultados
indicaron que la habilidad para representar el conocimiento orientado al
objetivo se ve severamente comprometida después del daño del córtex prefrontal.
En
el presente estudio, investigamos directamente la habilidad de 9 pacientes con
lesiones prefrontales y 12 controles normales (CNs) para detectar los límites
entre eventos para dos escenarios. Basado en la propuesta de que el córtex
prefrontal es crucial para las representaciones de las acciones dirigidas al
objetivo y para la planificación de comportamientos intencionales, creamos la
hipótesis de que el córtex prefrontal está relacionado en la agrupación a bajo nivel de acciones
elementales dentro de unidades de orden mayor dirigidas al objetivo. Una
discapacidad en el proceso necesario para construir y representar las
secuencias estructuradas dirigidas al objetivo puede contribuir a la explicación
de las dificultades diarias de los pacientes con daños en el lóbulo frontal en
la planificación de las acciones. Siguiendo el procedimiento adoptado por
Newtson (1973) y Hanson y Hirst (1989), pedimos a los participantes analizar
dos escenarios grabados en vídeo sobre eventos significativos y unirlos presionando un botón tan pronto
como pensaran que acababa un evento y otro empezaba. Newtson (1973) mostró que
la atención de los sujetos a diferentes categorías de eventos estaba orientada
por las instrucciones y se observó un considerable acuerdo sobre los límites de
los eventos entre los sujetos. Mientras
se miraban las grabaciones, monitorizamos la atención de los sujetos hacia los
eventos pequeños y grandes, que está en diferentes niveles de la estructura
jerárquica de la acción. Predijimos que, comparados a los controles normales,
los pacientes con daño en el córtex frontal podrían tener más dificultades en
detectar los eventos mayores junto con una relativamente preservada habilidad
en identificar los eventos pequeños. Tales dificultades pueden ser explicadas
por un déficit en la percepción de las acciones humanas en términos de eventos
de mayor nivel dirigidos al objetivo.
Materiales y métodos
Sujetos
El
grupo con la lesión en el lóbulo frontal consistía en 9 pacientes (3 mujeres y
6 hombres) con daño cerebral unilateral o bilateral localizado en las regiones
dorso-lateral y oribito-frontal anterior del córtex frontal. Las lesiones
fueron causadas por diferentes aetiologías: un daño cercano a la cabeza
(pacientes A.B., D.M., G. R.); un accidente vascular (pacientes Y.B., M.B.,
M.G.); una ruptura de un aneurisma de la arteria comunicante anterior
(pacientes L.L., K.F., P.D.).
El
grupo de controles normales consistió en 12 sujetos (6 mujeres y 6 hombres) sin
daño cerebral o historia neurológica, emparejados por edad y educación con los
pacientes prefrontales (Tabla 1). Dada la distribución desigual en cuanto al
sexo, representamos análisis estadísticos para el efecto del género. No se
encontraron diferencias significativas en cuanto al género.
La
valoración de la línea base neuropsicológica del daño cerebral de los sujetos
incluyó pruebas estandarizadas del funcionamiento cognitivo global y de la
habilidad intelectual, como la Escala Clasificatoria de Demencia de Mattis (Mattis,
1976) o las Matrices Progresivas Coloreadas de Raven (Raven, 1938), tan bien
como el número de tareas con supuesta sensibilidad de la disfunción den lóbulo
frontal, incluyendo el Test Clasificador Modificado de Tarjeta de Wisconsin (Nelson,
1976), y tareas de fluencia verbal como la letra (una palabra que empiece por
“M” en 60s) y la indicación de la categoría (nombres de animales en 60s). La Tabla 1 muestra los
resultados individuales para esas tareas. Antes del experimento, los tiempos de
reacción (TRs) de los pacientes y los controles normales se compararon usando
una tarea de detección del tono simple y no se encontraron diferencias
significativas entre ambos grupos.
Materiales y procedimiento
El
procedimiento fue adaptado de Hanson y Hirst (1989). A los sujetos se les
presentaron dos escenarios grabados en vídeo sin sonido que mostraba a actores
representando acciones en una televisión Sony de 19 pulgadas (52 cms).
Según el concepto general del guión (Schank y Abelson, 1977), estas secuencias
representaban eventos típicos que seguían un orden temporal natural.
El
primer escenario (secuencia de oficina) se inspiró en una descrita por Newtson
(1973): un vídeo de 5’27 mins donde ocurría la siguiente acción: “Un hombre
entra en su oficina llevando 2 libros.
Se sienta en su escritorio. Toma un cuaderno sobre la mesa y empieza a leer. Un
minuto después, pone a un lado el cuaderno, se levanta del escritorio y coge un
paquete de cigarrillos de su abrigo. Sigue buscando y encontrando cerillas,
enciende un cigarro y lanza la cerilla a una papelera cercana. Falla el tiro,
se acerca, coge la cerilla y la echa a la papelera. Entonces, coge un libro
sobre el escritorio. Mira lentamente el libro, se levanta, coge otro libro y
pasas sus páginas. Lanza el cigarrillo al suelo, lo aplasta y lo tira a la
basura. Coge un bolígrafo y un cuaderno y escribe en él. Entonces, lo devuelve
a la mesa, coge el segundo libro y ociosamente lo mira. Acto seguido, se
levanta, pone el paquete de cigarrillos y las cerillas en su abrigo; coge el
libro y el cuaderno, se pone el abrigo y deja la oficina”.
El
segundo escenario, inspirado de Hanson y Hirst (1989) era un vídeo de
5’45 minutos que muestra a dos personas jugando al monopolio (la secuencia de
juego). La acción se despliega como sigue:
“Un
hombre entra en una habitación y coloca el juego sobre una mensa. Una mujer
entra en la habitación dos veces en la secuencia. La primera vez, ella lleva
dos vasos de zumo de naranja que coloca e la mesa. La segunda vez, lleva un
cuenco de galletitas saladas que también coloca en la mesa. A continuación, se
sienta y empieza a jugar con el hombre. Cada jugador juega dos turnos, bebe el
zumo de naranja y come galletitas. Juegan dos turnos, y entonces el juego se
interrumpe por una llamada telefónica. La mujer se levanta a responder el
teléfono. Mientras habla, mira su reloj, dice adiós al hombre y deja la
habitación”.
Ambos
vídeos se grabaron con una única cámara fija. Para familiarizar a los sujetos
con la tarea, practicaron con un vídeo de 6’05 minutos de una mujer en el baño
lavándose la cara, lavándose los dientes y maquillándose.
A
los sujetos se les informó de que el propósito del experimento era estudiar
“cómo la gente recuerda los eventos en las situaciones diarias”. Se les dijo
esto: después de ver el vídeo, su memoria para los eventos sería probada
mostrándoles dos vídeos pequeños cada tres veces. Durante la primera
presentación (segmentación espontánea), a los sujetos se les pidió mirar la
película y marcar espontáneamente, presionando un botón, la transición entre
los eventos tal y como ellos juzgaran que acababa uno y empezaba otro. Durante
las presentaciones segunda y tercera, a los sujetos se les pidió indicar el
final de cada evento y el comienzo del siguiente con una instrucción de
segmentación de “evento pequeño” o de “evento grande”. El orden de las dos
condiciones de las instrucciones (grande y pequeña) se contrabalanceó en los
sujetos. Se dieron ejemplos de cómo analizar eventos “grandes” y “pequeños”
durante las condiciones de práctica: un evento pequeño es “coger el cepillo de
dientes” o “coger el dentífrico”; un evento grande es “lavarse los dientes”. A
los sujetos se les pidió presionar el botón de respuesta tan pronto como vieran
una señal visual en la pantalla para empezar la película y permitir el registro
de presionar el botón.
Al
final de la primera presentación de cada video, a los sujetos se les prueba con
una tarea de recuerdo libre y un cuestionario con preguntas verdaderas/falsas
sobre las acciones que habían ocurrido (ítem verdaderos) o que no (ítems
falsos).
Análisis de los datos
El
análisis estadístico incluyó ANOVA de medidas repetidas de dos factores (Grupo,
Condición), un análisis de correlación de Pearson, y un t-test desemparejado.
El test Scheffé se usó para las comparaciones ad hoc. La significancia del
umbral se puso con P < 0.05.
Las
siguientes variables se analizaron en ambos grupos para los dos escenarios.
Número de prensas
Significa
en número de prensas bajo las 3condiciones (espontáneo, pequeño y grande). Para
las condiciones espontáneas, contamos el número de eventos grandes y pequeños
detectados usando el criterio de detección explicado antes.
Número de límites correctos
Porcentaje
de límites detectados (número total de límites identificados/número total de
límites prototípicos) bajo las condiciones de instrucción grandes y pequeñas.
El índice de detección de los eventos se estabilizó usando un guión prototípico
para cada condición grande y pequeña, basado en el juicio dado por 5 jueces
independientes externos, ciegos a los propósitos del estudio. Sólo los límites
en los que había consenso entre los jueces igual o superior al 80% se
consideraron prototípicos. Se encontraron 34 límites en las condiciones
pequeñas, y 7 en las grandes, para el guión “Oficina” mientras que para el
guión “Juego” había 62 para las condiciones pequeñas y 22 para las grandes. Las
transiciones entre una acción y otra también se calcularon para cada
límite obtenido en las bases de los
juicios dadas por los 5 jueces externos.
Frecuencia de detección de los límites
de la acción
La
frecuencia de cada transición detectada se calculó separadamente para cada
grupo y para las dos condiciones (pequeña y grande) cuando todos los sujetos
detectaban esa transición en el número total de sujetos. Para el guión
“Oficina”, la transición temporal media (el tiempo entre ambas transiciones) en
las condiciones de instrucciones grandes y pequeñas eran 11’9 y 4’3 s.
respectivamente, mientras que para el guión “Juego” las transiciones ocurrían
cada 5’9 y 2’42 segundos. El criterio de detección consistió en incluir
cualquier respuesta que cayera dentro del tiempo de la ventana entre cada
evento (el final del episodio y el comienzo del siguiente), definido por los 5
jueces independientes. Para determinar si había un consenso significativo en
los puntos de ruptura en ambos grupos, las distribuciones de frecuencia
(proporción de sujetos que identificaron una acción prototípica particular) se
compararon con las medias del análisis de correlación de Pearson.
Demora de los límites prototípicos
Calculamos
la demora de los límites prototípicos, que es cualquier respuesta que cayera
más allá de la transición definida en el guión prototípico.
Número de ítems recordados en el test de recuerdo libre
Después
de ver los vídeos, a los sujetos se les pidió describir con tantos detalles
como pudieran todo lo que recordaran sobre la película. El número de eventos
correctamente mencionados fue registrado por el experimentador. Nos e impuso un
límite de tiempo al recuerdo.
Número de respuestas correctas en la prueba de reconocimiento
Después
de la tarea de recuerdo libre, a los sujetos se les dio un cuestionario con 10
ítems (Apéndices A y B), probando su reconocimiento de las acciones que
tuvieron lugar, o no, en el vídeo.
Resultados
Número de prensas
Para
el guión “Oficina”, ambos grupos no difirieron en el número total de prensas (F
(2, 19) = 17.7; P < 0.0001), y se
encontró una interacción significativa entre Grupo y Condición (F (2,
38) = 3.24; P = 0.05; Fig. 1a). El número de
prensas era significativamente menor bajo las condiciones de orientación
grandes en comparación con las condiciones espontáneas (P < 0.002)
y las condiciones de orientación pequeñas (P < 0.0001) en
ambos grupos. El efecto de interacción se debe al gran número de prensas
realizada por los pacientes LF bajo las condiciones espontáneas (media = 39.7
± 33.4), en comparación a
los CNs (media = 21.1 ±
12.6) (P < 0.09). Ambos grupos no diferían en las
condiciones grandes y pequeñas.
De
forma similar, para el guión “Juego”, no había efecto del grupo, pero sí un
efecto significativo de la condición (F (2, 19) = 156.5;
P < 0.0001) y de la interacción Grupo x Condición (F (2,
38) = 17.3; P < 0.0001; Fig. 1b). El número
de prensas era significativamente mayor bajo las condiciones orientadas
pequeñas en comparación a las condiciones espontáneas (P < 0.0001
y las grandes (P < 0.0001) en ambos grupos. El efecto de
interacción se debe a que los pacientes LF hacían un gran número de prensas
bajo las condiciones espontáneas (P < 0.0004) y menos bajo las
grandes (P < 0.05) en comparación a los CNs. Ambos grupos no
diferían en las condiciones pequeñas.
En
las condiciones espontáneas, contamos el número de de eventos pequeños y
grandes detectados por cada grupo para ambos escenarios. Un t-test
desemparejado reveló que los pacientes LF detectaron espontáneamente un mayor
número de eventos pequeños (media = 19.5±10.5; t = 2.5; P = 0.02),
mientras que identificaron muy pocos grandes (media = 3.5±1.3) que los CNs (pequeños:
media = 10±6.6; grandes: media = 6.2±0.9) para
el guión de oficina.
De forma similar, para el guión
“Juego”, los pacientes LF detectaron un mayor número de eventos pequeños (media
==22.5 ± 9.1; t = 4; P =
0.0007) comparados a los CNs (media= 9.5 ± 5.4), quienes detectaban
preferentemente eventos más grandes (5.6
± 1.2; t = −3.8; P = 0.001) en
comparación a los pacientes LF (media = 3.6 ± 1.1).
Porcentaje de límites correctos
Observamos
efectos significativos de grupo (F (1, 19) = 13.6; P
= 0.001) y condición (F (1, 19) = 11.5; P
< 0.003), tanto como una interacción significativa Grupo x
Condición (F (1, 19) = 8.86; P = 0.007)
en el porcentaje de límites correctos detectados para el guión “Oficina” (Fig.
2a). El efecto de la condición se debía esencialmente al gran número de límites
detectados en las condiciones pequeñas en comparación con las condiciones
grandes. El efecto de interacción se debe a que los pacientes LF identificaban significativamente
menos los límites que los CNs en las condiciones grandes (P < 0.0001),
mientras que en las condiciones pequeñas, no diferían. (Tabla 2).
Para
el guión “Juego”, se hallaron efectos altamente significativos de grupo (F (1,
19) = 33.9; P < 0.0001) y condición (F (1,
19) = 19.3; P < 0.0003),
y se encontró una interacción significativa Grupo x Control F (1, 19)
= 11.4; P < 0.003) en el porcentaje de límites
detectados (Fig. 2a).
Los CNs detectaron más límites correctos que los
pacientes LF mientras que el efecto de la condición se debió al mayor
porcentaje de límites correctos identificados para la condición grande. Un
análisis post hoc del efecto de interacción reveló que los pacientes LF
identifican significativamente menos límites que los CNs en las condiciones
grandes mientras que lo hacían igual en las condiciones pequeñas. (Tabla 2)
Frecuencia
de la detección de los límites de acción
Cuantificamos con la correlación de Pearson la
fuerza de la relación entre la distribución de frecuencia de los eventos
detectados por los pacientes LF y CNS y
la distribución obtenida para los guiones prototípicos. Todos los eventos
considerados para el guión “Oficina” (34 para la condición pequeña y 7 para la
grande), la distribución de la frecuencia de distribución fue sorprendentemente
similar entre los grupos LF y CN para las condiciones pequeñas (r = 0.60;
z = 3.82; P = 0.001). De manera inversa, para la
condición grande la fuerza de la correlación entre ambos grupos era
significativamente más débil (r = 0.085; z = −0.17; P > 0.05), mientras
era significativa entre los CNs y el grupo de control saludable compuesto por
los 5 jueces (r = 0.86; z = 2.6; P < 0.009).
En las condiciones pequeñas el consenso era
sorprendentemente alto en el grupo de CNs (el 80%) y la mayoría de los sujetos
detectó 17 de 34 eventos, y el 60% de ellos identificaron 28 acciones de 34. En
las mismas condiciones, el 60% de los pacientes LF detectaron correctamente 19
acciones pequeñas. En contraste, en las condiciones grandes, la mayoría de las
acciones (6 de 7) se detectaron por el 70% de los CNs mientras que sólo se
identificaron 3 por el 70% de los pacientes LF.
Para el guión “Juego”, en las condiciones pequeñas,
todos los eventos considerados eran 62 para las condiciones pequeñas y 22 para
las grandes); la fuerza de la correlación entre la frecuencia de distribución
de las acciones detectadas por los CNs y los pacientes LF era sorprendentemente
fuerte (r = 0.54; z = 4.65; P < 0.0001), mientras que era sorprendentemente
más débil en la condición grande (r = 0.313; z = 1.33; P >
0.05). Cuando su representación se comparó con los 5 jueces independientes, se
encontró una correlación significativamente grande sólo con el grupo
experimental CNs (r = 0.84; z = 5.3; P < 0.0001).
En
las condiciones pequeñas, el consenso era más alto: se detectaron 55 de 62
eventos pequeños por más del 80% de los NCs y un 66% de los pacientes LF. En
cambio, en la condición grande, se
detectaron 16 de 22 límites de acción
por más del 90% de los CNs y del 20% de los pacientes LF.
Demora de los límites prototípicos
Para
el guión “Oficina” observamos un efecto significativo de grupo (F (1, 19) =
6.2; P = 0.02) y condición (F (1, 19) =
33.4; P < 0.0001), tanto como una interacción significativa Grupo x
Condición (F (1, 19) = 8.5; P = 0.008; Fig. 3a). El principal efecto de grupo
mostró que la pulsación del botón de los pacientes LF (tiempo de reacción) en
comparación a los CNs estaba demorada y no
caía dentro del tiempo de transición de la acción ventana como se define
en el guión prototípico-
El principal efecto de la
condición se debe al mayor incremento de la demora en la condición grande
comparado con la condición pequeña. El efecto de interacción reveló que la
respuesta de reacción de tiempo de los pacientes LF estaba significativamente
demorada comparada a los CNs en la condición grande (LF: media = 4.6 ± 3.1; CN:
media = 1.97 ± 1.1; P = 0.01) mientras los dos grupos no diferían en la
condición pequeña (LF: media = 0.67 ± 0.5; CN: media = 0.68 ± 0.3). Para el
guión “Juego”, los principales efectos significativos de grupo (F (1, 19) =
6.2; P = 0.02) y condición (F (1, 19) = 15.7; P = 0.0008) se observaron tanto
como una interacción Grupo x Condición (F (1, 19) = 7; P = 0.01; Fig. 3b). De
Nuevo la respuesta de reacción de tiempo en la condición grande era
significativamente más lenta para los pacientes LF comparados a los CNs. Un
análisis post hoc reveló que la demora de los pacientes LF era
significativamente mayor en la condición grande (LF: media = 1.2 ± 0.6; CN:
media = 0.6 ± 0.9; P = 0.01), mientras que ambos grupos lo hicieron
similarmente en la condición pequeña (LF: media = 0.43 ± 0.1; CN: media = 0.46
± 0.1).
Número de ítems recordados en el test de recuerdo libre
El t-test desemparejado reveló
que ambos grupos no diferían en el número de ítems recordados para los
escenarios “Oficina” (LF: media = 7 ± 0.8; CN: mean = 7.5 ± 0.9) y “Juego” (LF:
media = 16±2.2; CN: media = 17.7±1.8). Sin embargo, observamos una diferencia
cualitativa entre ambos grupos en la manera en que los eventos fueron
recordados. Los pacientes tendían a reconstruir la historia como una serie de
eventos sin relatar y fragmentados, a
menudo recordados en un orden temporal inadecuado; mientras que los CNs
tendían a recordar los enlaces
temporales y causales entre los eventos. Por ejemplo, esta es la manera en la
que el paciente LP recordó algunos ejemplos del guión “Juego”: “Un hombre y una
chica entraron en la habitación, ella habló con alguien por teléfono. Ella le
ofreció bebida y galletas. El hombre lanzó el dado en la mesa. Él le dio el
dado a la chica. Ella lanzó el dado. El hombre hizo lo mismo. En un punto, ella
le dijo adiós y se fue”.
Número
de respuestas correctas en el test de reconocimiento
No
se encontraron diferencias significativas entre los grupos en el número de
respuestas correctas dadas en el cuestionario de los 10 ítems para los
escenarios “Oficina” (LF: media = 9 ±
1.2; CN: media = 9.8±0.3)
y “Juego” (LF: media = 6.8±0.6; CN: media = 7.5 ± 0.9).
Discusión
En
este estudio, investigamos la habilidad de un grupo de pacientes con daño en el
lóbulo frontal para identificar eventos completos de orden mayor mientras que
veían a los acores representar una secuencia continua de acciones. Predijimos
que esos pacientes podrían tener dificultades en analizar acciones de un nivel
de orden superior más que de un nivel inferior de la organización de la
estructura de la acción, basado en la hipótesis de que el córtex prefrontal
está relacionado con la fragmentación dirigida al objetivo.
Los presentes resultados
muestran que cuando los observadores requieren detectar transiciones entre una
acción y otra, tanto los controles como los pacientes identifican
significativamente más unidades bajo el evento pequeño frente al grande. Este descubrimiento confirma la evidencia
previa indicando que, durante la percepción de la acción, las instrucciones
pueden afectar a cómo la información es codificada en episodios y orientada por
la atención de los sujetos hacia diferentes niveles de la estructura categorial
de la acción (Hanson y Hirst, 1989; Newtson, 1973; Zacks, Tversky, e Iyer, 2001). El
observador organiza la información de los eventos de una manera jerárquica tal
y como lo percibe, y esto podría reflejar como se representa el conocimiento de
la acción en la memoria.
Cuando consideramos el número de límites
correctos identificados, los pacientes con lesiones en el lóbulo frontal
detectaron menos unidades de acción que los controles normales bajo la
condición grande, mientras que no se encontraron diferencias entre ambos grupos
en las condiciones pequeñas. El análisis de la detección de los límites de la
acción (representado por los datos obtenidos por un grupo control
independiente) permitió determinar cómo se percibió la transición de la acción
por el grupo control experimental normal y por pacientes con lesiones en el
lóbulo frontal. Los resultados muestran que los pacientes tenían dificultad en
identificar transiciones entre los eventos. Es más, el análisis de correlación
demostró que la distribución de la frecuencia de la acción para el grupo del
lóbulo frontal se correlacionaba con los controles normales sólo en la
condición pequeña.
Bajo la condición de instrucciones grandes,
los pacientes identificaron los límites entre las acciones siempre tarde
comparados con el grupo control. Las respuestas de los pacientes a menudo caen
lejos de las transiciones prototípicas durante la acción no plegable. Sobre
todo, estos descubrimientos confirman las dificultades de los pacientes en
identificar correctamente las unidades grandes de eventos, a pesar de una
habilidad para percibir las acciones elementales pequeñas.
Esta interrupción no puede ser atribuida a
los déficits de memoria o atención porque cuando se pide recordar una escena o
responder al cuestionario de 10 ítems, los pacientes con lesiones en el área
prefrontal no tenían dificultades en recordar o recuperar la información sobre
las acciones observadas individuales. Es digno de mención, a pesar de la
ausencia de diferencias entre ambos grupos en el número de ítems correctos
recordados, que mientras los controles normales recordaban la secuencia de
acciones un orden cronológico correcto y de una manera estructurada, los
pacientes generalmente recordaban los episodios de una manera fragmentada, como
eventos separados no relatados sin orden temporal. En estudios previos,
mostramos la secuencia de errores en pacientes con lesiones en el córtex
prefrontal (Sirigu y cols., 1995, 1996;
Zalla y cols., 2001). El presente resultado sugiere que la manera en la que los
sujetos representan eventos completos puede ser un factor crítico para su
recuerdo. Tomados juntos, estos descubrimientos muestran que los pacientes con
lesiones en el lóbulo frontal exhiben una percepción fragmentada de las
secuencias de acción y sugiere que el daño prefrontal deteriora la habilidad
para percibir eventos de acción de orden mayor. Consistentemente, cuando se pide analizar la secuencia de
acciones sin ninguna instrucción específica, los pacientes espontáneamente
orientaron su atención hacia el nivel más bajo de la estructura del evento.
Segmentar es considerado como uno de los
mecanismos fundamentales por los que la cognición humana colecciona, organiza y
almacena la gran variedad de información extraída del entorno. En una secuencia
de acción coherente bien estructurada las causas y los eventos e organizan en
componentes interrelacionados temporalmente y de un conjunto de conexiones
causales. Por otra parte, las acciones del componente tienen una estructura
jerárquica, que es causalmente relatada con acciones incrustadas en acciones de
orden superior o sub-objetivos (Schank y Abelson, 1977). Se han postulado dos
tipos de procesos de segmentación: una segmentación
perceptual, un proceso más automático de acción durante la percepción, y
una segmentación orientada al objetivo,
operando bajo el control deliberado de los sujetos (Gobet y cols., 2001). Esos
dos procesos actúan según distintos procedimientos que difieren en cómo y
cuándo la segmentación se asume que ocurra.
La segmentación perceptual opera
directamente mientras se observan intrínsecamente los rasgos físicos en los que
se estructura la acción. En la segmentación orientada al objetivo, los
objetivos y las unidades significativas se construyen usando mecanismos
inferenciales sensibles al conocimiento sobre el comportamiento humano y el
contexto situacional. Durante la percepción de acciones dinámicas, ambos
mecanismos están probablemente involucrados, esto es proceso de conducción
perceptual arriba-abajo que puede operar conjuntamente con un proceso de
conducción conceptual que usa información sobre objetivos, planes e
intenciones. En efecto, el factor crítico para la agrupación de conjuntos de
acciones subordinadas como unidades “trozo” depende del intento continuo común
de conseguir el objetivo propuesto. Son necesarias series de objetivos como
pasos necesarios en la ejecución del comportamiento dirigido al objetivo, y
están enlazadas una con otra con respecto al objetivo general. Por tanto, un
sobre-aprendizaje, una gran cantidad de práctica o un esquema de acción
familiar actúan en la memoria como una sola unidad representacional.
Los pacientes con daños en el lóbulo frontal
saben que se encuentran con dificultades en planear y ejecutar comportamientos
complejos (Duncan, 1986; Goldstein y cols., 1993; Grafman y cols., 1993;
Shallice, 1982; Sirigu y cols., 1995; Zalla y cols., 2001). El presente estudio
muestra que la representación de pacientes con daño en el lóbulo frontal es
remarcadamente pobre en discriminar las unidades discretas de acción desde
secuencias continuas de eventos. Estos resultados apoyan la opinión de que las
intervenciones del córtex prefrontal sirven a las operaciones cognitivas en un
estado temprano en la organización perceptual de la estructura del conocimiento
de la acción, esto es bueno en el progreso del estado de la ejecución de la
acción. La segmentación dirigida al
objetivo podría ser uno de los procesos básicos que sirven para planear actividades
en humanos. Siempre que un daño en el córtex prefrontal dificulte este
mecanismo arriba-abajo, las secuencias de eventos complejos no se
codifican de forma más larga y se
representan como unidades segmentadas, largas y cohesionadas. En consecuencia,
el nivel sensorio-motor de la representación de la acción podría prevalecer
como causa y conexión jerárquica entre los componentes de acción que se
empiezan a perder. La cantidad de incremento de información rápidamente
sobrecargada en la capacidad de la memoria de trabajo de los pacientes destaca
unos impedimentos severos en la ejecución completa y exigente de tareas.
Representar acciones como unidades segmentadas facilita el recuerdo de la
acción tanto como el mantenimiento de un esquema de acción en curso, reduciendo
las demandas de la memoria de trabajo durante la planificación y monitorización
del comportamiento de uno mismo. Así, sostenemos que la segmentación es uno de
los mecanismos básicos realizados por las áreas prefrontales. Una discapacidad
a este nivel podría explicar una organización conceptual defectuosa del
conocimiento de la acción, lo que, desde nuestro punto de vista, lo convierte
en un buen predictor de las dificultades diarias severas en ejecutar y
monitorizar las propias acciones, o en entender los comportamientos
intencionales (dirigidos a un objetivo) de otros.
En conclusión, como muestra el presente
estudio, aunque los pacientes con lesiones prefrontales son capaces de detectar
los límites entre las acciones a un nivel muy fino, el discernimiento
significativo de las unidades de acción en niveles de orden superior se vuelve
una tarea más difícil. La representación jerárquica de los eventos completos
está deteriorada después del daño en el lóbulo frontal; así se confirma la notición
de un déficit subyacente en estabilizar los enlaces temporales entre pequeños
eventos y combinarlos en unidades de representación mayores. Estos
descubrimientos son consistentes con el punto de vista de que el córtex
prefrontal está primariamente relacionado en representar “contingencias a
través del tiempo” entre eventos por la virtud de su objetivo común.
Agradecimientos
Queremos agradecer a Virginie Monmart su ayuda en evaluar a los pacientes y por el
análisis preliminar. Los resultados preliminares de este estudio se presentaron
en parte como encuentros científicos (Zalla, Pradat-Diehl, Monmart, y
Sirigu, 2000). A.S. es apoyado por CNRS.
Apéndice A. Lista de 10 preguntas sobre el texto
“Oficina”
1. ¿Estaba el hombre escribiendo?
2. ¿Estaba el hombre echando un vistazo a
dos libros?
3. ¿Estaba el hombre fumando un puro?
4. ¿Entró una chica a la oficina?
5. ¿Estaba el hombre leyendo un periódico?
6. ¿Estaba el hombre fumando un cigarrillo?
7. ¿El hombre entró y abandonó la oficina?
8. ¿El hombre apagó un cigarrillo?
9. ¿El hombre se lavó las manos?
10. ¿La primea escena representaba a un
hombre sentado es su escritorio y escribiendo?
Apéndice B. Lista de 10 preguntas sobre el texto
“Juego”
1. ¿Estaban los dos personajes jugando a las
cartas?
2. ¿El hombre respondió al teléfono?
3. ¿El hombre estableció el juego?
4. ¿La chica entró a la oficina?
5. ¿Había una tercera persona?
6. ¿Estaban los dos bebiendo?
7. ¿La chica dejó la habitación primero?
8. ¿El hombre apagó un cigarillo?
9. ¿Se besaron antes de irse?
10. ¿Comieron alguna galletita salada?
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