jueves, 22 de marzo de 2012

Sueño e insomnio: Recuerdo y contenido del sueño de los pacientes con insomnio (1997)

Michael Schredl, Gerard Schäfer, Bettina Weber e Isabella Heuser

            Sumario

El presente estudio investigó la frecuencia del recuerdo y del contenido del sueño en los pacientes con insomnio en comparación con controles saludables. La frecuencia del recuerdo del sueño en los pacientes era elevado, debido principalmente a su frecuencia intensificada de sus despertares nocturnos. El contenido del sueño parece reflejar los estresares de la vida despierta encontrados en estos pacientes, por ejemplo, las emociones durante e sueño eran más negativas y los sueños se caracterizaban por  temas de depresión, auto-descripción negativa y de salud. Los pacientes que tomaron antidepresivo mostraron una menor frecuencia de recuerdo de sueño que los pacientes sin ninguna medicación; el consumo de benzodiacepinas, sin embargo, no afectaba a la frecuencia de recuerdo de sueño. Ambos grupos de pacientes con drogas informaron de que sus sueños eran más positivos que los pacientes sin consumo. Esto sugiere que los futuros estudios podrían usar más sueños por sujeto para reducir la varianza error de las medidas del contenido del sueño y más medidas detalladas del estrés d ela vida despierta.

Introducción

El insomnio es una queja común en nuestra sociedad. Hohagen y cols. (1993), por ejemplo, indicó que un 47% de los pacientes de la consulta general sufrían desde insomnio leve hasta el más severo. Modelos aetiológicos de insomnio (Drebing y Riemann, 1994; Hauri, 1994; Perlis y cols., 1997) enfatizan la importancia de la vulnerabilidad de ambos rasgos y los factores precipitantes de la iniciación y el mantenimiento del insomnio. Por un lado, los factores de rasgos diferenciados entre los pacientes con insomnio y los controles saludables como un rasgo de personalidad depresiva (Kales y cols., 1983; Hoffman y cols., 1996), de ansiedad (Monroe, 1967; Angst, 1989), comportamiento inadecuado de copia de estrés (Heyden y cols., 1984; Schindler y cols., 1984, 1988) y desórdenes somáticos crónicos (Kales y cols., 1983; Hohagen y cols. 1991). Por otro lado, el factor precipitante como estrés de la vida diaria y las ocupaciones, fue presentado como el comienzo del insomnio, como indicaron la mayoría de los pacientes (Kales y cols., 1984; Hohagen y cols. 1991). La interacción entre esos dos grupos de factores puede crear un círculo viciosos desde la ansiedad relativa al sueño (Beutler y cols., 1978), el arousal cognitivo (Lichstein y Rosenthal, 1980) y la incubación (Hoffmann y cols., 1996) en el momento antes de dormir, que afecta al sueño y al humor diario adversamente, el cual, por turnos, permite el incremento del arousal cognitivo y/o a la ansiedad relativa al sueño (Drebing y Riemann, 1994).
El presente estudio se centra en la vida del sueño de los pacientes con insomnio por dos razones. Primero sus sueños podrían liberarse hacia la luz, en cómo esos pacientes experimentan la situación subjetivamente, por ejemplo se esperó que los estresares diarios, tanto como los diseños de la personalidad se reflejan en sus sueños. La hipótesis general, llamada la hipótesis continuada del sueño, expone que los sueños reflejan la vida despierta (Cartwright y Lamberg, 1992; Domhoff, 1996). Segundo, el modelo específico del sueño en los pacientes con insomnio permite la comprobación de si los parámetros del sueño como despertares nocturnos se relacionan con la frecuencia de recuerdo de sueño.
Considerando la frecuencia del recuerdo de sueño en los controles saludables, varias investigaciones encontraron una correlación positiva entre la frecuencia del recuerdo de sueño y la frecuencia de los despertares nocturnos (Cory y cols., 1975; Halliday, 1978; Schredl y Montasser 1996-1997; estudio 1) y la menor calidad del sueño (Arand y cols., 1972; Lugaresi y cols., 1983; Borbely, 1984; Schredl y cols., 1987). Se planteó la hipótesis de que los pacientes con insomnio recordaban sus sueños más a menudo que los sujetos control, aunque en los estudios previos no se encontró una frecuencia de recuerdo de sueño elevada, en dos muestras pequeñas de pacientes con insomnio (Schredl, 1991; Ermann y cols., 1993). En el último caso los autores informaron de un índice similar de recuerdo de sueño después de despertares en la fase de movimiento rápido de los ojos (REM) pero recuerdo reducido del sueño después de despertares espontáneos fuera de la fase REM. Además del pequeño tamaño de la muestra, ensayos metodológicos adicionales, como el inadecuado emparejamiento de los genes y los programas de entrevistas no estandarizadas, limitan la generabilidad del estudio de Ermann.
La investigación sistemática sobre el contenido del sueño en pacientes con insomnio es escasa. Un pequeño estudio piloto (Schredl, 1991) no pudo encontrar apoyo para esta hipótesis de la elevada ocurrencia de los problemas en el sueño de los pacientes en comparación a los controles. La única diferencia significativa encontrada era el reducido número de personas ideales; un descubrimiento que encaja con la hipótesis continuada de la armazón, desde que esos pacientes se describieron a sí mismos como más introvertidos que el grupo control en un inventario de personalidad. Ermann (1995) informó de que el sueño en los pacientes con insomnio contenía más a menudo auto-descripciones negativas, como una autoestima menor y características formales negativas de la memoria del sueño, o usando palabras como “no”, “nunca”, etc. Este descubrimiento puede reflejar los descubrimientos negativos de la vida vividos por los pacientes, aunque no han sido medidos explícitamente en este estudio. Dos estudios (Ohayon y Morselli, 1994; Hoffman y cols., 1996) informan de una frecuencia más alta de pesadillas en los pacientes con insomnio en comparación con los controles saludables. Antrobus y Saul (1980) encontraron más mención de sueño negativo en el comienzo, mientras que Freedman y Sadler (1982) no pudieron demostrar las diferencias en las imágenes hipnagógicas entre los pacientes y los controles.
En vistas de la hipótesis continuada se hipotetizó que los sueños de las personas con insomnio son más negativos y contienen más situaciones problemáticas y referidas a la salud. Los sueños negativos se encontraron en un experimento después de aplicar estrés pre-sueño (Lauer y cols., 1987; De Konick y Brunette, 1991) y en pacientes depresivos (Trenholme y cols., 1984; Riemann y cols., 1990a); se podría esperar que ambas condiciones estuvieran presentes en pacientes con insomnio. La existencia de estos temas sobre la salud en los sueños se esperaba por dos razones: primera, la alta ocurrencia de reclamos somáticos en pacientes con insomnio, y segundo, el interés de los pacientes por sus desórdenes del sueño.por lo que piden ayuda en un laboratorio del sueño.

Método

Se reclutó a pacientes con insomnio y un grupo control que duerme bien para participar en el presente estudio. Todos los pacientes y un subgrupo de controles saludables (N=30) se evaluaron polisonmográficamente durante 2 noches consecutivas. Antes de la primera noche, completaron el cuestionario sobre el sueño (Sf-B) y se les pidió grabar su experiencia de sueño después de cada noche de laboratorio.

Participantes

Pacientes
Ciento noventa y ocho pacientes (100 hombres y 98 mujeres) diagnosticados con insomnio primario evaluaron polisonmográficamente su primera noche de sueño y se introdujeron intervenciones psiquiátricas en el estudio. Se aplicó el criterio común de diagnóstico (Instituto Alemán para la Documentación y la Información, 1994; Schramm y Riemann, 1995; Asociación Americana de Psiquiatría, 1996). Se excluyeron a los pacientes con diagnóstico de desórdenes mentales como depresión, distimia (trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple con todos los patrones diagnósticos de la depresión) o desorden de ansiedad. El síndrome de apnea durante el sueño y los movimientos periódicos de las piernas se eliminaron con medidas del flujo de aire nasales, orales, de movimientos de pecho y de abdomen, de saturación del flujo de sangre y electromiogramas tibiales anteriores en ambas piernas. La edad media de los pacientes era 47.0 +12.4 (rango 20-87). Ciento diecisiete pacientes informaron de que su medicación del sueño varió de raras veces a: a menudo. La distribución de las 106 respuestas calificables referentes a la ingesta de drogas es la siguiente: 52 benzodiacepinas, 24 antidepresivos tricíclicos, 8 zopiclonas, 7 valerianas; el resto eran antiestamínicos, melatonina e hidrato de cloro.
Controles saludables
La mayoría de los datos del cuestionario estaban disponibles por el autor de la prueba (Görtelmeyer, 1986), y comparaba 722 personas (242 mujeres y 480 hombres) cuya media de edad era 37.1+11.2. Los controles eran incluidos si no se quejaban de trastornos del sueño. Un subgrupo de controles saludables (13 mujeres y 17 hombres) contribuyó a informar sobre el sueño bajo un procedimiento similar al grupo de pacientes, como pasar noches tranquilas en el laboratorio del sueño con registros polisonmográficos. También se eliminaron la apnea del sueño y los movimientos de las piernas. El subgrupo consistía en participantes en diferentes estudios del sueño (Riemann y cols., 1990b; 1994; Drebling y cols., 1992; Gann y cols., 1994).

Participantes (análisis del contenido del sueño)

Un subgrupo de 59 pacientes con insomnio (31 mujeres y 28 hombres) contribuyeron con al menos un sueño para el análisis de contenido. La media de edad era 46.5+13.1. El grupo de control saludable consistía en 30 personas (13 mujeres, 17 hombres), cuya media de edad era 34.9+9.9. Todos los controles saludables estaban bajo un procedimiento similar al grupo de pacientes, como pasar al menos 2 noches en el laboratorio del sueño.

Instrumentos de la investigación

Cuestionario del sueño
El Sf-B (Görtelmeyer, 1986) comparaba 28 ítems medidos con posiciones compuestas, como la calidad del sueño (11 ítems), sentimiento de frescura en la mañana (7 ítems), balance emocional en la tarde (7 ítems), cansancio en la tarde (3 ítems), síntomas psicosomáticos relacionados con el sueño (4 ítems), estresores severos al despertarse y frecuencia de recuerdo del sueño de las 2 semanas anteriores. Los estresores al despertarse se evaluaron por un ítem cubriendo cuatro áreas de posibles problemas: personales, ocupacionales, relacionados con la familia y problemas de salud, y una escala de 5 puntos para evaluar el estrés ocupacional subjetivo (1=nunca, 2=raramente, 3=a veces, 4=a menudo, 5=muy a menudo). Con vistas a que los ítems cubrieran las cuatro áreas problemáticas, se derivó una escala adicional añadiendo las ocurrencias (codificadas como 1). La frecuencia del recuerdo del sueño se midió con una escala de 5 puntos con un formato similar a la escala de estrés ocupacional. Las cinco escalas compuestas (promedio) iban de 1 a 5, como la escala Sf-B, como la frecuencia de los despertares nocturnos, seguida de este formato de 5 puntos. Adicionalmente, a los pacientes se les preguntó si tomaron o no hipnóticos antes del estudio. Si este era el caso, se apuntaba el nombre de la droga.
Hojas de la documentación del sueño
Por la mañana, los participantes primero completaron el Sf-B (Görtelmeyer, 1986), midiendo la cualidad subjetiva del sueño, el recuerdo y las emociones del sueño, junto con otros parámetros del sueño de la última noche. Para el propósito de este estudio sólo los 2 ítems referidos al recuerdo y a las emociones del sueño se incluyeron en el análisis. Seguidamente, se repartieron hojas a los participantes para documentar sus sueños, si los recordaban (recuerdo libre). Las emociones del sueño se evaluaron con una escala de 3 puntos (1=encantado, 2=neutro/balanceado, 3=disconforme) y podrían también ser controladas si el contenido explícito del sueño no se recordaba.
Análisis del contenido del sueño
Las escalas de clasificación del sueño se adaptaron de Schredl (1991) y Schredl y cols., (1996): realismo/extrañeza (1=realista a 4=asociaciones muy extrañas), emociones positivas y negativas respectivamente (0=ninguna, 1=media, 2=moderado, 3=fuerte), número de personas con sueño, ocurrencia de interacciones verbales (Sí/No), agresión global (Sí/No) y agresión dirigida al soñador (Sí/No). Se logró un resultado para la intensidad de las emociones añadiendo los resultados de las emociones positivas y negativas. La diferencia entre ambos se usó en el análisis como una medida del humor global.
En suma, dos escalas para evaluar los “negativos” se desarrollaron en cuanto a la descripción dada por Ermann (1995). La primera escala midió la ocurrencia de los negativos concernientes al ego del sueño, como una baja autoestima o la pérdida de algo, mientras que la segunda escala era codificada como 1 si era válido para cualquier sueño. Una tercera escala para evaluar los negativos, era la escala negativa de Hall y Van de Castle (1966), traducida al alemán por el primer autor. Una suma de las puntuaciones por unidad de análisis fue derivada contando todas las palabras negativas comunes (ej: no, nada, tampoco), y palabras con prefijos negativos (ej: inseguro, incapaz, ilegal).
Para el propósito del presente estudio se construyeron seis escalas adicionales: incidencia mencionada de la percepción visual explícita en el sueño, incidencia de temas de salud y ocupación, actividades de tiempo libre y temas de depresión (como tristeza y melancolía). Esas escalas se codificaban como 1 si el tema particular estaba presente en el sueño. Finalmente, se desarrolló una escala de medida de tres puntos sobre la incidencia de problemas menores como disputas, y problemas mayores, como ser perseguido.

Procedimiento

Los participantes y los pacientes en el estudio completaron el Sf-B (Görtelmeyer, 1986) antes de su primera noche. Después de cada noche de laboratorio con registros polisonmográficos estándar (EEG, EOG, EMG, ECG, parámetros respiratorios, saturación de oxígeno en sangre y EMG de la parte anterior de la tibia), a los sujetos se les pidió completar el Sf-A (Görtelmeyer, 1986) y registrar sus experiencias de sueño, si las recordaban. Generalmente, los participantes pasaban 2 noches consecutivas en el laboratorio del sueño (con muy raras excepciones de 3 noches o más). A los pacientes con una toma habitual de hipnóticos se les permitió seguir con la medicación para permitir las mediciones sin efectos de la retirada. Se calculó una lista acumulativa para las emociones del sueño (registradas como -1, 0, +1) para las 2 primeras noches de laboratorio, de -2 a +2.
El registro de los sueños se copió, aleatorizó y se marcó usando las escalas descritas en la sección del análisis del contenido sueño por un juez externo, ciego a los grupos de los miembros. Los informes de los sueños se consideraron por un segundo juez para asegurarse de la fiabilidad. El material de una noche entera de sueño recordado en la mañana se eligió como unidad de análisis. Esto se hizo porque en muchas ocasiones no fue posible decidir si las diferentes secciones pertenecían o no al mismo sueño. El recuento de las palabras significativas fue una medida de la longitud del sueño. Si un sujeto informaba de material del sueño en dos o más mañanas, se hacían medianas o modas (según los niveles de medida de la escala), y se calculaban para obtener puntuaciones de sueño individual. Los análisis estadísticos incluían ANCOVAS y regresiones logísticas para controlar la edad y el género y (con vistas al contenido del sueño) adicionalmente para la longitud del sueño. Para escalas ordinales, como la frecuencia de recuerdo del sueño, se analizaron escalas realismo/extrañeza y de emociones positivas y negativas. Se calcularon regresiones logísticas o test exactos de Fisher (si el tamaño de los elementos era muy pequeño) para las escalas normales, como variables codificadas como 0 o 1. En caso de fuertes evidencias citadas en la literatura para hipótesis direccionales se calcularon test estadísticos unilaterales. Para todas las comparaciones de grupos (ANCOVA y regresiones logísticas) d.f.=1.
Los datos del cuestionario proporcionados por Görtelmeyer (1986) provenían de ensayos en diferentes compañías. Sólo se incluyeron personas sin quejas a menudo sobre el sueño. Debido al uso de diferentes versiones del cuestionario, la muestra difería considerablemente para cada escala. La parte más pequeña de la muestra (N=203) se dio para las medidas de cuatro área problemáticas en la vida diurna.

Resultados

Cuestionario del sueño

La comparación entre los pacientes con insomnio y los pacientes saludables en términos de resultados compuestos del cuestionario del sueño y de los resultados de estresares de la vida diaria están en la Tabla 1. Los pacientes informaron de resultados considerablemente más bajos para la calidad del sueño (aproximadamente el tamaño del efecto es de 2’8). Tanto como para el sentimiento de sentirse fresco por la mañana y para el balance emocional en la tarde. Las puntuaciones elevadas pertenecen a cansancio en la tarde, síntomas psicosomáticos relacionados con el sueño, despertares nocturnos, estrés ocupacional y la existencia de áreas problemáticas. Además, los pacientes con insomnio informaron de más problemas personales, de salud y ocupacionales (ver Tabla 2).

Recuerdo y emociones del sueño

La frecuencia del recuerdo del sueño, fue, como se esperaba, intensificada en los pacientes con insomnio (mirar Tabla 1). La diferencia desaparecía si la frecuencia de los despertares nocturnos (F=27’8, p<0’0001) era débil (F=6’0, p< 0’0071). Con vistas a las emociones del sueño medio considerado en pacientes con insomnio consideraron sus sueños como más negativos que los pacientes saludables (pacientes: -0’39+1’38, N=87, frente a los controles: 0’15+1’25, N=30, ANCOVA con grupo, género y edad, factor de grupo: F=8’8, P=0’0017, unilateral).

Análisis del contenido del sueño

Los coeficientes de fiabilidad inter-tipo se comparó con los dados por Schredl y cols. (1996). Para escalas ordinales/de intervalo el rango iba de r=0’67 (realismo/extrañeza; correlación de Spearman) a r=0’92 (escala negativa por Hall y Van de Castle (1966); correlación de Pearson) y para las escalas nominales, se determinó el acuerdo exacto, desde el 76’3% (incidencia de actividades de tiempo libre) al 95’9% (interacción física).
La comparación de las escalas promedio de 70 sueños de 59 pacientes con insomnio y de 56 sueños de 30 controles saludables está en las tablas 3 y 4. Como se esperaba, el sueño de los pacientes era más negativo y contenía más problemas, aunque ambas diferencias no eran significativas. La intensidad de las emociones positivas era significativamente reducida en comparación a los controles. No había diferencias en la escala negativa de Hall y Van de Castle (1966) tanto para las escalas realismo/extrañeza y número de personas con sueños. Los pacientes con insomnio tenían sueños más largos que los saludables. Además, los temas de salud, de presión y la autodescripción ocurrían más a menudo en el sueño de los pacientes que en los controles; este análisis, sin embargo, podría no estar controlado por edad género o media de palabras debido al tamaño reducido de la muestra. La cantidad de percepción explícita visual se redujo en los sueños de los pacientes, mientras que la interacción física y la agresión se encontraban más a menudo. No hay diferencias en las escalas de interacción verbal, ocupación, actividades de tiempo libre y negativos en la descripción del sueño de las personas.
Las correlaciones parciales (comparaciones de edad, género y duración del sueño; unilateral) entre las puntuaciones de estresares diurnos y las correspondientes escalas de contenido de sueño, se calcularon en el grupo de pacientes, con los siguientes resultados: r=0’357 (P=0’0069, N=50) entre el número de problemas de la vida diurna y el tono emocional del sueño, y r=0’255 (P=0’416, N=50) entre los problemas de salud en la vida diurna y los temas de salud en los sueños. Para los controles saludables, no se han podido obtener correlaciones similares, porque, por ejemplo, los problemas de salud no estaban presentes en la pequeña submuestras de la cobertura del sueño.

Efectos de las drogas

Tres subgrupos de pacientes se analizaron con vistas a su frecuencia de recuerdo del sueño y las emociones del sueño de auto-tipo (mirar Tabla 5). Los pacientes que toman benzodiacepinas eran significativamente mayores que los libres de drogas (t=2’1, P=0’0417), mientras que no se encontró diferencia para los pacientes con antidepresivos (t=0’3, P=0’7468). La distribución del género era comparable aproximadamente entre los grupos y no difería significativamente. Como se esperaba, la frecuencia de recuerdo del sueño se redujo en los pacientes que tomaban antidepresivos (ANCOVA controlando la edad y el género, grupo factor: F=2’5, P=0’0596, unilateral). La toma de benzodiacepinas, por otra parte, no afecta a la frecuencia de recuerdo del sueño (F=0’3, P=0’5901, bilateral). Interesantemente, ambos grupos de drogas informaron de más emociones positivas durante el sueño que los pacientes libres de drogas (Antidepresivos: F=1’7, P=0’0972, unilateral; benzodiacepinas: F=4’7, P=0’0338, bilateral).

Discusión

El presente estudio investigó la frecuencia de recuerdo de sueño y el contenido del sueño en pacientes con insomnio en comparación a los controles saludables. Generalmente, los descubrimientos favorecen el modelo de recuperación del arousal Koulack y Goodenough (1976) para explicar la variabilidad en la frecuencia del recuerdo del sueño y apoyar la continuidad de la hipótesis del sueño, como que los sueños reflejan lo que concierne a la vida diurna.
Los resultados referidos a los parámetros subjetivos del sueño, especialmente la cualidad del sueño, sentirse fresco por la mañana y frecuencia de los despertares nocturnos, claramente apoyan el diagnóstico clínico de insomnio. Las diferencias claras en la calida del sueño (proporciones F altas) demostraron la validez del Sf-A de Görtelmeyer. En suma a dormir poco, los pacientes con insomnio mostraron menos balance emocional en la mañana, más problemas en la vida diurna y estrés ocupacional, corroborando los descubrimientos anteriores (Hohagen y cols., 1991). La alta existencia de problemas de salud y síntomas psicosomáticos relacionados con el sueño, como sacudidas durante el sueño, sudor y dolor de cabeza por la mañana, apoyan los estudios que encuentran más componentes psicosomáticos en pacientes con insomnio (Monroe, 1967; Kales y cols., 1984). En suma, los datos claramente reflejan el estrés subjetivo experimentado por esos pacientes. Desde que los pacientes con insomnio pueden mostrar síntomas depresivos en su informe de los eventos negativos que pueden contribuir a las diferencias mencionadas, estudios futuros deberían elicitar y controlar el humor depresivo.
En vistas de las hipótesis continuadas sobre el sueño, los dueños con tonos más negativos pueden reflejar sobre todo su estrés de la vida diurna aunque el análisis de sueño encuentre que las emociones durante el sueño eran sólo parcialmente significativas. Esto puede deberse a ensayos metodológicos, desde Schredl y Doll (1998), por ejemplo, que dijeron que los jueces externos sobreestiman en una cantidad sustancial la intensidad de las emociones del sueño comparadas con escalas auto-clasificatorias de formato similar. La preponderancia de emociones negativas está en la línea con los descubrimientos en los grupos de pacientes con desórdenes mentales, que informan de más sueños de tono negativo (como Kramer y Roth, 1978; Mellen y cols., 1993); en particular en pacientes depresivos (como Riemann y cols. (1990a).
Los análisis del contenido del sueño revelaron que los sueños de los pacientes se caracterizaban por una mayor incidencia de agresión, problemas, auto-descripciones negativas y temas de depresión en comparación a los sueños de los controles. Para evaluar la significancia estadística de estas diferencias (y de las correlaciones entre las medidas de la vida diurna y las escalas del contenido del sueño) la alta variabilidad de las medidas de contenido del sueño deben mantenerse en la mente, como seleccionar uno o dos sueños por sujeto conlleva una alta proporción de la varianza error, como demostraron Kramer y Roth (1979) en una muestra de controles saludables. A la luz de esto, los futuros estudios deberían incluir series de sueños, como 5 o 10 sueños por sujeto, dentro del análisis. El descubrimiento de la alta ocurrencia de los temas de salud puede verse como un reflejo de lo concerniente de la salud en la vida diurna. Esto podría ser investigado de una manera más detallada midiendo este tiempo diario como variable explícita. En sueños de pacientes con insomnio se encontró una reducida incidencia de percepción visual explícita mencionada, en comparación a los controles saludables apoyando el resultado de Ermann y cols. (1994) del recuerdo reducido del sueño respecto a la imagen visual. Esto puede ser interpretado como sueños más “pensados como” y pueden reflejar el arousal cognitivo de los pacientes durante el informe del sueño, por ejemplo, por Backhaus y cols. (1996). En vistas a las múltiples comparaciones usadas en el presente estudio, los descubrimientos sobre el contenido del sueño deberían ser replicados en muestras de pacientes mayores para descartar la posibilidad de que algunos descubrimientos sean significativos por casualidad.
En suma las diferencias del grupo, las correlaciones intra-grupo entre las medidas de la vida diurna y las escalas del contenido del sueño correspondientes en el grupo de pacientes da un apoyo más a la hipótesis de la continuidad. Clínicamente, este descubrimiento puede indicar la existencia de subtipos de insomnio; algunos pacientes estaban altamente estresados en la vida diurna, lo que también influye en sus sueños. Para este grupo de pacientes, puede ser útil trabajar en el sueño en el tratamiento psicoterapéutico de su insomnio. Estudios futuros con muestras mayores pueden permitirse diferenciar entre pacientes con bajo estrés diario y pacientes con alto estrés diario, y comparar sus características del sueño. Adicionalmente, los estudios correlacionales en muestras más amplias de controles saludables pueden proveer de más apoyos para la hipótesis continuada en vistas a los problemas de la vida despierta y de los problemas del sueño.
La frecuencia de recuerdo del sueño era más alta en pacientes con insomnio debido principalmente a su alta frecuencia a los despertares nocturnos y no atribuible al estés (medido como incidencia de problemas). Esto apoya el modelo de retribución del arousal del recuerdo del sueño (Koulack y Goodenough, 1976), que enfatiza la importancia de los parámetros del sueño, aparte de otros factores como una memoria visual y sapiencia en explicar la variabilidad interindividual de la frecuencia del recuerdo del sueño. Otras explicaciones para la diferencia en el recuerdo del sueño entre los pacientes con insomnio y los controles saludables, como un mayor interés en los sueños por las demandas de sus terapeutas/psiquiatras, no es pausible desde que los pacientes con insomnio y los controles saludables no difieren en el compromiso de la variable en la duración de los sueños durante el día, un buen estimador del interés en los sueños (Schredl y cols., 1997). En otros grupos de pacientes, como en pacientes con depresión, otras variables como los despertares nocturnos deben ser responsables de las diferencias de recuerdo del sueño en comparación con los controles saludables desde que la calidad del sueño en pacientes depresivos es baja (incluyendo frecuentes despertares nocturnos) y la frecuencia del recuerdo del sueño es también reducida (Riemann y cols., 1990a; Scredl, 1995).
El efecto de las drogas en el recuerdo del sueño descubierto en el presente estudio está en la línea de las investigaciones previas en esta área. Los antidepresivos tricíclicos, como las impiramina, que reduce la cantidad de sueño REM (Pagel, 1996), permitió un decremento en la frecuencia de recuerdo del sueño en los controles (Whitman y cols., 1961) pero no encontró relación entre la supresión del sueño REM por los antidepresivos y el recuerdo del sueño en pacientes depresivos (Armitage y cols., 1995). Estos resultados diferentes pueden deberse a la arquitectura alterada del sueño (como una latencia REM más corta, despertares tempranos por la mañana; mirar Rieman y cols., 1987), descubierta a menudo en los pacientes depresivos. Las benzodiacepians no afectan al sueño REM en una cantidad considerable (Borbely, 1987) ni a la frecuencia de recuerdo del sueño en el presente estudio, igual que en investigaciones previas (Firth, 1974; Gaillard y Phelippeau, 1976). Desde que ambas variables se midieron retrospectivamente (2 semanas antes del estudio), los futuros estudios podrían probar si las alteraciones del sueño REM causadas por la medicación (verificado por registro polisomnográfico) influye en el recuerdo del sueño de la manera esperada. El descubrimiento interesante de más sueños de tono positivo asociado a la toma de drogas justifica más investigaciones, desde que la toma de drogas en las noches de laboratorio no estaba explícitamente elicitado en el presente estudio, y por lo tanto, son posibles dos explicaciones. Por una parte, las drogas podrían afectar directamente al humor del sueño, mientras, que por otra parte, las drogas como antidepresivos y las bnzodiacepinas mejoran el humor diurno, y entonces, a su vez, permite (según la hipótesis continuada) tener más sueños de tono positivo. Las medidas del humor diurno, especialmente los de antes y después de dormir, en el curso del tratamiento con drogas, podrían dar más luz a este tema.
En suma, los descubrimientos presentes apoyan a la hipótesis continuad del sueño, como que los estresares de la vida diurna que estaban presentes en el grupo de pacientes se reflejaban en sus sueños. Investigaciones posteriores podrían investigar más sueños por sujeto para reducir la varianza error de las medidas del contenido del sueño y (para el propósito de probar la continuidad entre la vida despierta y el sueño) también podría utilizar más medidas elaboradas de parámetros de la vida despierta como depresión, copia del comportamiento y dimensiones de la personalidad.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Discapacidad inducida por el alcohol sobre el control del comportamiento: Efectos en la alteración y supresión de respuestas “prepotentes” (2007) BEN D. ABROMS, M.SC., MARK T. FILLMORE, PH..D., AND CECILE A. MARCZINSKI, PH.D.

Abstracto

            Objetivo: El uso del alcohol en humanos se asocia con la agresión y otros comportamientos socialmente inapropiados. Estos efectos adversos han sido atribuidos a una discapacidad aguda del control comportamental, y la investigación encuentra indicios de que los aspectos inhibitorios del control del comportamiento pueden ser particularmente vulnerables a los efectos del alcohol. El siguiente estudió probó el grado en el que la discapacidad inducida por el alcohol en el control del comportamiento se debe a una discapacidad específica en los mecanismos inhibitorios o a un déficit en el procesamiento general de la información.
Método: 40 sujetos (29 hombres) realizaron una tarea con la indicación de tiempo de reacción antes y después de recibir 0’65 g/kg de alcohol o placebo. Los sujetos que realizaron la tarea bajo condiciones que diferían en el tipo de respuesta necesitaban mantener el control del comportamiento: respuestas de supresión y  de excitación.
Resultados: La discapacidad del alcohol se observó cuando los controles del comportamiento dependían de la respuesta de supresión, pero no se observó discapacidad cuando dependían de la respuesta de excitación.
Conclusiones: Los descubrimientos señalan la susceptibilidad de los procesos inhibitorios mostrando que el alcohol puede ser particularmente perjudicial para el control del comportamiento en situaciones en las que las respuestas “prepotentes” deben ser completamente suprimidas. La evidencia de la discapacidad inducida por el alcohol sobre el control del comportamiento podría proveer de importantes pruebas sobre los mecanismos básicos del comportamiento por los que el alcohol interrumpe los procesos cognitivos de orden mayor como la memoria de trabajo, el aprendizaje y la toma de decisiones.

La asociación del uso del alcohol en humanos con la agresión y otros comportamientos socialmente inapropiados ha llevado a investigaciones de interés considerable acerca de la posibilidad de que el alcohol selectivamente perjudique la capacidad de inhibir acciones relacionadas con el comportamiento (e. g., Lyvers, 2000). Numerosas teorías postulan que el control del comportamiento por dos sistemas distintos y fundamentales: uno que activa el comportamiento, y otro que lo inhibe (Fowles, 1987; Gray, 1976, 1977; Logan y cowan, 1984; Patterson y Newman, 1983; Quay, 1997). La investigación neuroanatómica muestra que los lóbulos frontal y prefrontal ejercen influencias inhibitorias sobre el control del comportamiento. El dañoa esas regiones produce un rango amplio de disturbios del comportamiento que son generalmente consistentes con una disminución del auto-control. Los pacientes con daños en el lóbulo frontal a menudo manifiestan comportamientos agresivos e impulsivos, altamente dependientes del entorno (Drewe, 1974; Hoffman y Bill, 1992; Maloy y cols., 1993). Hay también evidencias crecientes de que los sustratos neurales con funciones inhibitorias en esas zonas también participan en los efectos de refuerzo del abuso de las drogas como el alcohol (Jentsch y Taylor, 1999; Lyvers, 2000).
Los descubrimientos en neurociencia cognitiva han empezado a enfocarse en los procesos que gobiernan la inhibición del comportamiento y sugieren que la discapacidad en este sistema está bajo los déficits del auto-control. La inhibición del comportamiento es normalmente definida como el acto de ocultar o finalizar una respuesta comportamental (Logan y Cowan, 1984). Los estudios han usado tareas de “señales de stop” para evaluar directamente los déficits en la inhibición del comportamiento (Logan y Cowan, 1984; Schachar, 1995). Estas tareas llevan a los sujetos a exposiciones visuales con objetivos. A los sujetos se les pide que inhiban la respuesta cuando las “señales de stop” (ej.: tonos auditivos), ocasionalmente acompañados de presentaciones con objetivos. La representación fiable de los objetivos produce una propensión a responder. Los sujetos deben vencer la tendencia prepotente para suprimir las respuestas cuando ocurren señales-stop. Los estudios han usado el modelo de señal-stop para probar los efectos de una dosis moderada de alcohol (0’62g/kg) en la habilidad de inhibir la respuesta (Fillmore y Vogel-Sprott, 1999, 2000; Mulvihill y cols., 1997). Los resultados de estos estudios muestran que la habilidad de los bebedores para inhibir las respuestas prepotentes puede ser reducida moderando las concentraciones de alcohol en sangre (ej.:80 mg/dl). Como los descubrimientos han permitido sugerir a algunos investigadores, los aspectos inhibitorios del control del comportamiento podrían ser particularmente vulnerables a los efectos del alcohol (Vogel-Sprott y cols., 2001).
Otros estudios sobre el control del comportamiento han usado tareas de tiempo de reacción (TR) con requerimientos de respuesta “ir” y “no ir” para estudiar el rol específico de la prepotencia en la inhibición y ejecución del comportamiento (ej. Miller y cols., 1991). Como en la tarea de señal de stop, las medidas en la tarea TR del control del comportamiento son la habilidad de ejecutar rápidamente y suprimir de repente las respuestas. Sin embargo, a diferencia de la tarea de señal de stop, la tasa TR incluyó una manipulación de la respuesta prepotente presentando una entrada ir/no ir antes de que se viera el objetivo actual ir/no ir. Las entradas proveen de información sobre la probabilidad de que se presente un objetivo ir o una no-ir. La relación entrada-objetivo está manipulada, así que las entradas tienen una alta probabilidad de señalar correctamente un objetivo ir-no ir (entradas válidas), y una baja probabilidad de señalizaciones incorrectas del objetivo (entradas no válidas). Las entradas correctas tienden a facilitar l ejecución de la respuesta y la de inhibición. Por ejemplo, las respuestas de los objetivos “ir” son más rápidas cuando son precedidas por una entrada de “ir”. Similarmente, la probabilidad de suprimir una respuesta de un objetivo no-ir es mayor cuando es precedida por una entrada inhibitoria (Miller y cols, 1991). Una representación de la tasa de entrada ir/no ir envuelve tres estados de procesamiento: perceptual, decisión (central) y respuesta de salida (Miller y cols, 1991). La evidencia para la participación de un estado de decisión indica que las respuestas de no-ir (respuesta de inhibición), depende, como las respuestas de ir, de un procesamiento central activo similar al de la elección entre dos respuestas (De Jong y cols, 1990; Hackley y cols, 1990; Logan y cols, 1984).
Marczinski y Fillmore (2003) examinaron los efectos del alcohol en el comportamiento de los sujetos usando la tasa de entrada RT y descubrieron que el alcohol produce el estereotipo, la dosis daña la habilidad para inhibir las respuestas a los objetivos no-ir cuando son precedidas por una entrada ir (cuando la respuesta era prepotente). En contraste, no hay daño de la inhibición de la respuesta a la entrada de los objetivos de no-ir cuando estaban precedidos por una entrada no-ir. Así, el alcohol daña la habilidad de inhibir respuestas de los objetivos no-ir sólo cuando hay una prepotencia a responder. Junto a los estudios del alcohol de la representación de parón de la señal (Fillmore y Vogel-Sprott, 1999), estos descubrimientos sugieren que la respuesta de inhibición es un proceso activo de control del comportamiento que puede ser particularmente vulnerable a los efectos de menor dosis del alcohol, especialmente en situaciones donde hay una tendencia prepotente a responder.
Sin embargo, esto no encaja con que los efectos aparentemente desinhibitorios del alcohol representan un déficit específico en la habilidad para suprimir las acciones prepotentes o reflejas a una discapacidad general en la habilidad de procesar las señales ambientales conflictivas (estímulos de entrada de objetivos conflictivos) efectivamente y respondan apropiadamente. Algunas versiones neuropsicológicas sostienen que las acciones inhibitorias (respuestas suprimidas o retrasadas) son particularmente sensibles a los efectos represivos del sistema nervoso central (SNC). Así, el control comportamental es particularmente vulnerable a los efectos disruptivos del alcohol siempre que el control dependa fuertemente de la habilidad para suprimir acciones de repente (Conger, 1956; Fowles, 1987; Jentsch y Taylor, 1999; Quay, 1997). Otros, sin embargo, han implicado limitaciones generales en el procesamiento de la información para explicar la desinhibición del alcohol (Pernane, 1976; Steele y Josephs, 1990). Esta explicación del procesamiento de la información sugiere que el alcohol reduce la capacidad para procesar la información, así que esa información incrementada, expresada por entradas conflictivas, no puede ser procesada eficazmente, llevando a respuestas inapropiadas. Esta explicación implica que la habilidad para inhibir una respuesta no es especialmente vulnerable a los efectos perjudiciales del alcohol, pero que el alcohol causa un daño general en la habilidad de procesar y reaccionar adecuadamente  las entradas del entorno (entradas para inhibir y responder).
El presente artículo dirigió estas diferentes explicaciones de la deshibición inducida por el alcohol manipulando las respuestas necesarias requeridas para mantener el control comportamental en presencia de entradas conflictivas. El diseño mantuvo constante la demanda del procesamiento de la información impuesta por entradas conflictivas (etapas perceptual y central) y comparó la intensidad del daño inducido por el alcohol cuando el control comportamental requirió la completa supresión de alteración súbita de respuestas prepotentes. Los sujetos representaron una tasa de entrada RT (Marczinski y Fillmore, 2003) que probó el grado en el que una moderada dosis de alcohol (0’65 g/kg) dañó el control comportamental en dos condiciones: (1) cuando el control comportamental depende de la habilidad de inhibir completamente una respuesta prepotente, y (2) cuando el control dependía da la habilidad para alterar la acción prepotente haciendo una respuesta alternativa. Si el trastorno del control comportamental inducido por el alcohol es una entrada primaria a un daño específico de la habilidad para suprimir completamente una acción (un daño en el proceso inhibitorio), entonces, un mayor trastorno debería observarse cuando el control depende de la habilidad de suprimir respuestas en presencia de entradas conflictivas. Sin embargo, si los efectos del alcohol en el trastorno se deben a un daño general de la habilidad de procesar las entradas conflictivas por ellas mimas, entonces el control del comportamiento debería ser modificado similarmente, a pesar de que el control dependa de la supresión o de la alteración de respuestas a las entradas conflictivas.

Método

Sujetos
40 sujetos (29 hombres y 11 mujeres) entre 21 y 28 años (la media es 22’6) participaron en el estudio. La muestra era 83% de raza blanca, 12’5% de raza negra y 4’5% de otra diferente. Los voluntarios completaron cuestionarios que dieron información demográfica, hábitos de bebida y estado físico y mental. Las personas con un desorden psiquiátrico, de abuso de sustancias, trauma craneal u otros daños en el SNC fueron excluidos del estudio. Los voluntarios con una escala de 5 o mayor en la Short Michigan Alcoholism Screening Test (SMAST) (Selzer y cols., 1975) fueron excluidos del estudio. No había mujeres embarazadas ni en período de lactancia, determinado por un auto-informe y por análisis de orina. Los participantes fueron reclutados por noticias en el tablón comunitario, por el boca a boca y por anuncios en el periódico. Todos los voluntarios dieron su consentimiento. El estudio fue aprobado por la Universidad de Kentucky Medical Institutional Review Board. Los voluntarios recibieron 30$ por su participación.
Aparatos y materiales
Tasa de entrada RT. Esta tarea fue usada en otra investigación (Marczinski y Fillmore, 2003). La tarea fue manejada usando el experimento E-Prime de generación de software (Schneider y cols., 2002) y fue representado en un ordenador. La tarea midió el control del comportamiento de las tendencias a las respuestas prepotentes elicitadas por las entradas de respuesta preliminares. Los sujetos representaron la tarea bajo una de las dos condiciones de la tarea que diferían en el tipo de respuesta requerida para mantener el control comportamental: respuesta de supresión contra alteración de la respuesta.
Supresión de la respuesta. En esta condición, el control del comportamiento depende de la supresión completa ocasional de respuestas prepotentes. La tasa expone entradas que señalan la probabilidad de que un estímulo objetivo verde o azul pueda ser presentado. Un ensayo contiene la presentación de la entrada seguida de una tarjeta verde o azul. La entrada era un rectángulo de 7’5 x 2’5 enmarcado en una línea negra exterior de 0’8mm que fue presentada en el centro del monitor frente a un fondo blanco. Las tarjetas azules y verdes fueron visualizadas en el monitor como matices sólidos que llenaron el interior del rectángulo. Los matices eran fácilmente discriminables para todos los sujetos. A los sujetos se les pidió presionar “/” en el teclado cuando se presentaba una tarjeta verde, e inhibir cualquier respuesta cuando fuera azul. Así, para esta condición de la tarea, los colores verde y azul, funcionaban como ir y no-ir, respectivamente. La tecla se presionó con el dedo índice de la mano preferente.
La orientación de la entrada señalaba la probabilidad de que un objetivo ir, no-ir pudiera ser presentado. Las entradas se presentaron en una de dos orientaciones: vertical (altura=7’5cm, anchura=2’5cm) u horizontal (altura=2’5cm, anchura=7’5cm). La entrada vertical precedía al objetivo ir (azul) en el 20% de las entradas. Las entradas horizontales precedían a las tarjetas ir en un 20% de las entradas y en un 80% a las no ir. En estos emparejamientos de entrada-objetivo, por tanto, las entradas vertical y horizontal operaron como entradas ir-no ir, respectivamente.
Una entrada empezó con la presentación de un punto fijado (+) por 800 milisegundos (ms), seguidos por una pantalla negra, blanca, durante 500 ms. La entrada era entonces expuesta para uno de cada cuatro estímulos no sincronizados (SOAs=100, 200, 400 y 800 ms) antes de que se expusiera una opción ir no-ir. Las diferentes SOAs entre las entradas y los objetivos animaron a los participantes a prestar atención a las entradas y a la variabilidad y a la aleatoriedad de los SOAs previnieron a los sujetos de anticipar la entrada correcta para las opciones. Las opciones ir y no-ir continuaron visibles durante 1000 ms, o terminaron una vez ocurrida la respuesta. Entonces, los sujetos tenían 1000 ms para responder. El intervalo inter ensayos era de 700 ms.
Una prueba consistió en 400 ensayos con el mismo número de opciones ir que de no ir (200), y el mismo número de verticales que de horizontales (200). Había cuatro posibles combinaciones entrada-opción. Los cuatro SOAs se presentaron igualmente a menudo (100 veces) durante la prueba, y el mismo número de SOAS separaba cada combinación entrada-opción. El orden de presentación de las combinaciones entrada-opción y las SOAs era aleatorio. En cada ensayo de la prueba el ordenador grababa el RT de los sujetos en milisegundos desde la entrada del objetivo hasta que se presionó la tecla. La precisión de la respuesta también se grabó. Una prueba requirió 24 minutos para completarse.
Alteración de la respuesta. En esta condición, el control del comportamiento dependía de la habilidad para alterar una acción prepotente ocasionalmente realizando una respuesta alternativa. La condición era idéntica a la de supresión de la respuesta, con la excepción de que los sujetos respondían a las tarjetas azules tanto como a las verdes. Como en la condición de supresión de la respuesta, los sujetos presentaron “/” cuando aparecía una tarjeta verde. Sin embargo, a diferencia de la condición de respuesta de supresión, a los sujetos se ls pidió presionar “.” cuando aparecía una azul. La orientación de la entrada señalaba la probabilidad de que se presentara una tarjeta azul o verde y fuera precisa (válida) en el 80% de los ensayos e imprecisa (inválida) en el 20%. El número de ensayos, emparejamientos entradas-opciones y SOAs es idéntico al usado en la condición de supresión de la respuesta. Se presionaron las teclas con el índice y el dedo corazón de la misma mano. El ordenador grabó la RT en milisegundos y la precisión de la respuesta para cada ensayo. Una prueba requirió 24 minutos para completarse.
Cuestionario personal sobre hábitos de bebida (Vogel, Sprott, 1992). Este cuestionario arrojó dos medidas de la precisión del sujeto en los hábitos de bebida: (1) frecuencia (cada cuanto bebe a la semana) y (2) dosis de costumbre (ml de alcohol puro por cada kg del peso de la persona durante una sola ocasión de beber).
            Intoxicación subjetiva. El grado de intoxicación subjetiva de alcohol fue medido por una escala de análisis visual usada en otra investigación (Fillmore, 2001). Los sujetos clasificaron su intoxicación subjetivamente en términos de cuánto “sentían el alcohol” haciendo una línea vertical sobre una horizontal de 100 mm, siendo el lado izquierdo (0 mm) “no lo siento” y el derecho (100 mm) “mucho”. La distancia en mm fue medida con una regla y ajustada de 0 a 100. Los sujetos también completaron una escala clasificatoria de bebida indicar el contenido alcohólico percibido en sus bebidas teniendo en cuenta como referencia que las botellas de cerveza tienen un 5%. El rango de la escala iba de 0 a 100 botellas de cerveza, en un incremento por botella del 0’5%. La escala es útil para determinar si los participantes que recibieron un placebo son capaces de detectar que no han recibido alcohol (Fillmore y Vogel-Sprott, 2000).
Concentración de alcohol en sangre (BACs). Las BACs se determinaron con medidas de la respiración con un Intoxilycer, Modelo 400 (CMI, Inc., Oensboro, KY).
Procedimiento
Exploración y grupo asignado. Los individuos respondieron a los anuncios llamando al laboratorio para participar en una entrevista telefónica conducida por un asistente de investigación. A los sujetos se les dijo que el estudio probaba los efectos del alcohol en medidas computerizadas de representación. Fueron excluidos si presentaban problemas neurológicos (ej: epilepsia), contraindicaciones médicas (cirrosis del hígado), abstinencia, uso de medicamentos preescritos, tratamiento psiquiátrico en curso  o tratamiento por problemas con alcohol u otras drogas. Siguiendo las entrevistas telefónicas, los voluntarios interesados tuvieron citas para antender a al sesión. A los participantes se les pidió ayunar durante 4 horas, estar sin beber durante 2 y sin beber alcohol durante 24 horas antes de la sesión. Todas las sesiones fueron conducidas en el Departamente Farmacológico del Comportamiento Humano, en el Departamento de Psicología de la Universidad de Kentucky y requirió unas 4 horas para completarse. Las sesiones de la prueba fueron programadas para empezar entre las 10 am y las 7 pm en días de diario y fines de semana. El alcohol era administrado en pm. A todos los participantes se les examinó individualmente.
La mitad de los sujetos (n=20) en la muestra fueron asignados al azar a la condición de supresión de la respuesta, y la otra mitad, a la de alteración de la respuesta. A la misma cantidad de sujetos en cada condición se les asignó el placebo o el alcohol (n=10). En cada una de las condiciones había participantes masculinos y femeninos.
Controles presesión. Antes de las sesiones, los sujetos mostraron su DN asegurando que al menos tenían 21 años. Después de proporcionar un consentimiento, se midieron y analizaron su aliento. Las mujeres dieron una muestra de orina para asegurar que no estaban embarazadas (Mainline confirms HGL, Minline Technology, Ann Arbor, MI). Entonces los sujetos completaron el Cuestionario Personal sobre Hábitos de Bebida.
Prueba de línea de base. La habitación de la prueba contenía un pupitre, una silla y un ordenador. El asistente de investigación explicó los requerimientos de la tarea a los sujetos. A los sujetos se les dijo que los rectángulos vacíos podrían aparecer en la pantalla y llenarse de un color, verde o azul. Las instrucciones referidas a los requerimientos de la representación se dieron según una condición de la tarea (supresión o alteración de la respuesta). A pesar de la condición de la tarea, a todos los sujetos se les animó para hacer respuestas rápidas y correctas. No se dio información sobre la relación entrada-opción. Después de asegurarse de que se entendían las instrucciones, los sujetos realizaron una prueba de familiarización. El asistente de investigación se presentó en la sala durante los dos primeros minutos de la prueba para asegurarse de que los sujetos respondían correctamente. Una sola prueba es suficiente para producir respuesta entrada-objetivo (Marczinski y Fillmore, 2003). Siguiendo inmediatamente a la prueba de familiarización, los sujetos realizaron la prueba de línea de base y entonces recibieron alcohol o placebo.
La administración de alcohol o placebo. La dosis de alcohol consistía en 0’65 g/kg de alcohol puro. Las investigaciones previas usaron la tarea de la entrada RT descubriendo que esa dosis perjudicaba la habilidad para inhibir una respuesta (Marczinsky y Fillmore, 2003). La dosis fue dividida equitativamente en dos bebidas conteniendo una parte alcohol y las otras tres, mix carbonatado. Los sujetos tenían 5 minutos para consumir ambas bebidas. Usando este régimen de dosis, la dosis activa produce un máximo BAC de aproximadamente 75 minutos desde la entrada de la bebida (Marczinsky y Fillmore, 2003). El placebo consistió en un volumen de mix carbonatado que igualaba el volumen total de los 0’65 g/kg de la bebida alcohólica. Una pequeña cantidad (3ml) de alcohol se mantuvo en la superficie de la bebida. Se sirvió en dos vasos que habían sido rociados con una niebla de alcohol que se asemejaba a la concentración y dio un fuerte aroma alcohólico, como las bebidas consumidas. Las investigaciones previas habían mostrado que estas bebidas contenían alcohol (Fillmore y cols., 1998). Los sujetos consumieron las bebidas en 5 minutos. Los sujetos en ambos grupos se relajaron y vieron la televisión en la sala de espera hasta que empezara la prueba de representación del postratamiento.
La representación del postratamiento. Los efectos del tratamiento en la representación de la tarea fueron probados 60 minutos después de la entrada de la bebida. Esta prueba era idéntica a la de la línea de base. La forma de la intoxicación subjetiva fue completada previamente a la prueba 55 minutos después de beber. Los BACs de los sujetos fueron medidos 30, 60 y 90 minutos después de beber. Al final de la sesión, la escala clasificada de bebida fue completada. Los sujetos tomaron un snack y leyeron revistas o vieron la televisión en un área de descanso hasta que los BACs bajaron a 30 ml/dl. Entonces fueron pagados e informados.
Medidas criterio de la representación de la tarea y análisis de datos
La tarea tuvo dos medidas de representación: nombramiento (comisión) de los errores y RT. Para la condición de supresión de la respuesta, el nombramiento de los errores ocurría cuando un sujeto fallaba al suprimir la respuesta a una poción azul (no ir). Para la condición de alteración de la respuesta, un sujeto fallaba cuando el sujeto presionaba la tecla incorrecta. La proporción de pruebas que fueron comisión de los errores fue calculada para cada sujeto en cada condición de entrada. Estos resultados fueron analizados por análisis mixtos de varianza (ANOVA) 2 Dosis (alcohol vs placebo) x 2 Pruebas (línea de base vs postratamiento) x 2 Condiciones de la Tarea (supresión vs alteración de la respuesta) x 2 Entradas (válida vs inválida). Las comparaciones planeadas de la probabilidad del resultado del error de comisión fue probado con el análisis de efecto simple de la antología ANOVA y pruebas dependientes de t.
La RT fue medida como el tiempo en milisegundos para responder después de la presentación de una opción. Los datos RT fueron filtrados para eliminar todas las pruebas con una respuesta incorrecta. Las respuestas con RTs de entre 100 y 1000 ms fueron excluidas. Esto fue infrecuente, menor al 0’25% de las opciones ir (menos de un ensayo por prueba).Una media del resultado de la RT de cada sujeto se calculó para cada condición de entrada. Los resultados fueron analizados por por análisis mixtos de varianza (ANOVA) 2 Dosis (alcohol vs placebo) x 2 Pruebas (línea de base vs postratamiento) x 2 Condiciones de la Tarea (supresión vs alteración de la respuesta) x 2 Entradas (válida vs inválida). Las comparaciones planeadas de los resultados de la RT fueron probadas con análisis de efecto simple de la antología ANOVA y pruebas dependientes de t.
También se grabó la omisión de los errores. Una omisión del error ocurría cuando un sujeto fallaba al responder a cualquier opción que requiriera una respuesta. La omisión de los errores fue infrecuente, y ocurría en menos del 1% de los ensayos.

            Resultados

Hábitos de bebida
Las diferencias de grupo en cada medida de los hábitos de bebida (frecuencia y dosis) fueron analizados por un ANOVA 2 Condiciones de la Tarea (supresión vs alteración de la respuesta) x 2 Dosis (alcohol vs placebo). No se obtuvieron efectos significativos o interacciones para cada medida (p’s>0’23), y las pruebas t revelaron que no había diferencias significativas en ambos hábitos de medida (p¡s>0’37). La muestra entera tuvo una media de frecuencia de bebida de 2’4 (1’4) veces por semana, con una dosis media APRA cada ocasión de 1’1 (0’7) ml/kg. Para una persona de 75 kg esto podría aproximarse a 4’8 botellas de cerveza con un 5% de alcohol. El género en cada condición de la tares fue comparado con una prueba de chi. No había diferencias significativas en cuanto al género (X2 =0’01 df, p=0’72).
Concentración de alcohol en sangre
No se observaron BACs en respuesta al placebo. Para los sujetos que habían recibido alcohol, la media BACs en ambas condiciones fue comparada usando las pruebas t. No había diferencias significativas entre las condiciones de la tarea para las medias BACs en 30 y 60 minutos (p’s>0’42). Para las dos condiciones de las tareas combinadas, la media (SD) de BACs en 30 y 60 era 64’1 (17’6) mg/dl y 77’8 (11’8) mg/dl, respectivamente. A los 90 minutos, aquellos en la condición de alteración de la respuesta obtuvieron una media significantemente mayor (SD) en BAC (84,4 (10’1)mg/dl). (t=2’2, 18 df, p=0’045).
Representación de línea de base comparada entre las tareas
Los índices de la probabilidad del error por comisión proveen una indicación del nivel de dificultad de la tarea en el mantenimiento del control del comportamiento y el grado en el que esas entradas producen respuestas prepotentes. Para verificar que las entradas generaron respuestas prepotentes, y producían niveles similares de dificultad en cada condición de la tarea, los sujetos con errores p-comisión en ambas condiciones de la tarea fueron comparados con una línea de base. La línea de base de los errores p-comisión fueron analizados por una condición de 2 tareas (supresión de la respuesta vs alteración de la respuesta) x 2 entradas (válido vs inválido) en un ANOVA mixto. El ANOVA obtuvo un efecto significativo de la entrada (F=12.6, 1/38 df, p=0’001), y de la condición de la tarea (F=6.30, 1/38 df, p=0’016). No se obtuvo interacción significativa (p=0’576). El principal efecto de la entrada se ilustra en la Figura 1 y muestra que los errores p-comisión fueron más frecuentes siguiendo a las entradas inválidas en ambas condiciones de la tarea como línea base. Así, las entradas fueron efectivas en la generación de la respuesta prepotente en ambas condiciones de la tarea. El principal efecto de la condición de la tarea fue debido a un significativamente mayor de errores de p-comisión en la condición de la alteración de la respuesta, comparada con la condición de la supresión de la respuesta.

Figura 1
Efecto de tratamiento en los errores p-comisión
El efecto de tratamiento en los errores p-comisión fue analizado por un ANOVA mixto 2 Dosis x 2 (alcohol vs placebo) x 2 Prueba (línea de base vs post-tratamiento) x 2 Condición de la tarea (supresión de la respuesta vs alteración de la respuesta) 2 entradas (válido vs inválido). El análisis reveló una interacción de cuatro modos (F=6’3, 1/36 df, p=0’02). La interacción es ilustrada en la Figura 1. La figura muestra errores p-comisión para cada condición de la tarea siguiendo las entradas válidas e inválidas como línea de base y después recibiendo alcohol y placebo. El panel de la izquierda muestra los errores para la condición de la supresión de la respuesta. El alcohol incrementaba los errores siguiendo las entradas inválidas. No se observó cambio en los errores en respuesta al placebo, a pesar de la validación de entrada. Un ANOVA 2 (dosis) x 2 (prueba) x 2 (entrada) de los errores p-comisión en la condición de la supresión de la respuesta obtuvo una interacción de tres modos (F=7’3, 1/18 df, p=0’01). El análisis simple comparó el grupo al alcohol con el placebo en la línea base y en el post-tratamiento en la condición de entrada válida (ir). No se observó diferencia entre los grupos en línea de base (p=0’88). En post-tratamiento, los errores fueron significativamente mayores bajo el alcohol que bajo placebo (p=0’04). Este incremento inducido por el alcohol en los errores p-comisión fue también verificado con un análisis intrasujetos: una comparación línea de base-post-tratamiento de errores en el grupo alcohol (t=3’7, 9 df, p=0’01).
El panel de la derecha de la Figura 1 muestra los errores p-comisión en la condición de alteración de la respuesta-. Los errores se incrementaron ligeramente de la línea de base al post-tratamiento en ambas condiciones de entrada. El cambio fue similar para los grupos placebo y alcohol. Un ANOVA 2 (dosis) x 2 (prueba) x 2 (entrada) no mostró interacciones significativas. El análisis obtuvo un efecto significativo de la entrada debido a la gran frecuencia de errores observados en las siguientes entradas inválidas.
Efectos de tratamiento en el tiempo de reacción
Los RTs fueron analizados por un ANOVA mixto 2 Dosis (alcohol vs placebo) x 2 Prueba (línea de base vs post-tratamiento) x 2 Condición de la tarea (supresión de la respuesta vs alteración de la respuesta) 2 entradas (válido vs inválido). Se obtuvo una interacción significativa dosis x prueba. La tabla 1 presenta los datos RT y muestra que RT tiende a incrementarse positivamente con el alcohol y negativamente con el placebo. El ANOVA también obtuvo un efecto principal significativo de la entrada, debido al efecto de rapidez de las entradas válidas en RT. También se obtuvo un efecto significativo de las condiciones de la tarea. La tabla 1 muestra RTs más lentos en la condición de alteración de la respuesta. No se obtuvieron más efectos de las interacciones.
Efectos subjetivos
La clasificación de la intoxicación subjetiva fue analizada por un ANOVA 2  Dosis (alcohol vs placebo) x 2 Condición de la tarea (supresión de la respuesta vs alteración de la respuesta). Hay un efecto principal de la dosis debido al informe de mayor intoxicación subjetiva bajo el alcohol que bajo el placebo. La media de la intoxicación subjetiva fue  59’6 (24’8) para el grupo de alcohol y 9’1 (9’9) para el grupo placebo. No hubo más efectos significativos.
Los informes sobre bebida también fueron analizados por un ANOVA 2  Dosis (alcohol vs placebo) x 2 Condición de la tarea (supresión de la respuesta vs alteración de la respuesta). El análisis obtuvo un efecto principal en la dosis debido a unos mayores índices de bebida obtenidos por los sujetos en los grupos de alcohol. Juntos, aquellos en los grupos de alcohol consideraban que habían bebido una media de alcohol de 5’3 (2’0) botellas de cerveza. Los grupos placebo consideraban que habían bebido 1‘8 (1’6) botellas de cerveza. Nos e obtuvieron más efectos significativos (p’s>0’40).

Discusión

El presente estudio examina la discapacidad del alcohol como una función de la respuesta requerida para mantener el control comportamental en presencia de entradas conflictivas. Una tarea de entrada de RT probó la discapacidad del alcohol sobre el comportamiento, que confiaba en inhibir las respuestas prepotentes o en alterar acciones prepotentes. Los resultados mostraron que el alcohol discapacitada la habilidad de inhibir respuestas prepotentes pero que no tenía efecto en la habilidad de alterar dichas respuestas. Los tiempos de reacción tendían a incrementarse bajo el alcohol y a decrecer bajo el placebo, y estos efectos eran independientes de la entrada y la respuesta requeridas.
El efecto diferencial del alcohol en la respuesta de supresión y de alteración de la respuesta no puede ser atribuida a diferencias en la tarea estímulo o a las características subjetivas. La presentación de las entradas de la tarea y los objetivos fue idéntica en ambas condiciones de tarea. Además, usando idénticas relaciones de objetivos de entrada, las tareas imponían semejanza perceptual y demanda de procesamiento central en los sujetos con respecto a responder a entradas conflictivas. Había una diferencia en la tarea en el tiempo de reacción. Los RTs en la alteración de la tarea eran más lentos, y esto se esperaba porque la salida de dos alternativas de respuesta requerían tiempo de procesamiento adicional (Posner y Boies, 1971). A pesar de este incremento en la demanda del procesamiento, sin embargo, el alcohol no pudo perjudicar el control comportamental en la tarea de alteración de la respuesta. Considerando las características de los sujetos, no había diferencias significativas en las condiciones de la tarea entre la edad, el género del maquillaje, los hábitos de bebida o los BACs obtenidos durante el desarrollo de la prueba. 
Es comúnmente informado que la intensidad de la discapacidad inducida por el alcohol se incrementa cono una función de la dificultad de la tarea (Maylor y cols., 1992). El hecho de que el alcohol no discapacitara el efecto de desarrollo en la condición de alteración de la respuesta es particularmente digno, dada la evidencia de que esta tarea era ligeramente más difícil que la tarea de la supresión de la respuesta. Los sujetos tendían a hacer más errores de p-comisión como línea base en la tarea de alteración de la respuesta que en la de supresión de la respuesta. Sin embargo, como en la tarea de supresión de la respuesta, las entradas inválidas incrementaron los errores p-comisión en la tarea de alteración de la respuesta. También aparece improbablemente que la carencia de la discapacidad del alcohol podría ser atribuida a un compromiso de rápida precisión, según el cual los sujetos  disminuyeron su RT en la tarea de alteración de la respuesta para mantener la precisión de la respuesta bajo el alcohol. A pesar de los RTs más lentos en la tarea de alteración de la respuesta, los sujetos expusieron unos mayores errores p-comisión en su tarea como línea de base. Además, los sujetos no expusieron RTs más lentos en la línea de base en la condición de alteración de la respuesta bajo alcohol o placebo.
El presente estudio prevé de evidencias consistentes con otros estudios que muestran un daño en la habilidad de inhibir respuestas prepotentes bajo moderadas dosis de alcohol (Fillmore y Vogel-Sprott, 1999, 2000; Marczinski y Fillmore, 2003; Mulvihill y cols., 1997)
. La presente investigación sugiere que la completa supresión de una acción podría ser particularmente susceptible a los efectos de una dosis moderada de alcohol. En el presente estudio, la habilidad para suprimir completamente una acción prepotente fue dañada en los BACs que no habían tenido efecto en la habilidad de alterar la acción. Además, el daño en la respuesta de supresión en los BACs fue menor que en el límite legal de sanción de 80 mg/dl comúnmente usado en la persecución de conductores borrachos en gran parte de los Estados Unidos.
El actual estudio también demuestra que las entradas del entorno pueden ser un factor importante indeterminar los efectos del alcohol en aspectos fundamentales del control comportamental. Este estudio concierne las respuestas al estímulo que hemos intentado que sea altamente dependiente de las entradas antecedentes en el entorno. Como tal, la tarea no incluía una condición de no-estrada o entrada neutra, porque esas condiciones reducían la proporción sobre todo de entradas válidas y decrecía la confianza de los participantes en las entradas para la preparación de la respuesta (Gottlob y cols., 1999; Posner  y Snyder, 1975). Los efectos de la entrada en la comisión de los errores y los tiempos de reacción en ambas condiciones de la tarea confirmaron que el 80% de la relación de los objetivos de entradas válidos presentados por la tarea estaban ligeramente aprendidos y eran más efectivos para producir entradas de inducción de la respuesta prepotente.
Los descubrimientos del presente estudio están limitados a aspectos básicos del control comportamental. Sin embargo, estos aspectos básicos del control podrían contribuir significativamente a las actividades altamente cognitivas y comportamentales. Muchas influencias inhibitorias fundamentales de procesos cognitivos y preceptúales son considerados para operar en un “fondo-arriba” fashion, empelando una influencia en el incremento en cada estado de funciones de mayor orden atencional, cognitivo y de comportamiento (McClelland y Rumelhart, 1981). Los efectos dañinos del alcohol en el presente estudio, sin embargo, pueden ejercer considerable influencia en el orden superior, funciones de ejecución cognitiva (como memoria de trabajo, aprendizaje y toma de decisiones. La intensidad del daño por el alcohol en el control inhibitorio podría estar afectada también por características personales. Algunas investigaciones muestran que los efectos dañinos del alcohol en el control inhibitorio es más intenso en individuos con una capacidad de procesamiento de la información más lento, evaluado por las tareas de memoria de trabajo (Finn y cols., 1999).
La evidencia de que el alcohol reduce la inhibición de la respuesta también tiene relevancia en el abuso del alcohol. La habilidad de una dosis inicial de alcohol para producir efectos compensatorios (euforia) confirma que su uso está bien documentado (Di Chiara y cols., 1996; Koob y Le Moal, 1997; Robinson y Berridge, 1993). Sin embargo, una dosis inicial de alcohol podría también alterar el procesamiento cognitivo fundamental involucrado en la adquisición de la recompensa. Una reciente investigación (Fillmore y Rush, 2001), muestra que los efectos de daño cognitivo en una dosis precargada de alcohol puede sesgar las estrategias de adquisición de la recompensa. Así que esos aspectos activatorios de repuesta (ej: respuesta más rápida) son enfatizados, y aspectos inhibitorios (ej: respuesta controlada lenta) son contra-enfatizados. Estas reducciones en los aspectos inhibitorios del control podrían reducir la habilidad para terminar el comportamiento continuo de adquisición de alcohol en la situación (ej: cogiendo bebidas adicionales). Tales efectos podrían representar otro mecanismo mediante el que una dosis inicial de la droga promueve la consecuente auto-administración.
Aunque los presentes descubrimientos están limitados a simples acciones, destacan la importancia de considerar los requerimientos de la respuesta en evaluar los efectos dañinos del alcohol. Las revistas sobre estudios del alcohol en el desarrollo humano a menudo investigan los umbrales mínimos BAC con los que se observa el daño de las tareas básicas de laboratorio (Ej: Bolloway, 1995). Fuera del laboratorio, sin embargo, los problemas asociados con el uso del alcohol a menudo involucran sus efectos disruptivos para tareas complejas de múltiples requerimientos de respuesta (ej: la operación de un vehículo de motor u otro sistema de control). Más medidas complejas del control del comportamiento podrían proveer modelos más útiles de estas situaciones. Los estudios futuros podrían también examinar un rango más ancho de dosis. Dosis mayores podrían, probablemente, ejercer una disrupción más general del control del comportamiento que no depende de requerimientos de respuestas específicas. Tal determinación de las respuestas de las dosis esperan ser exploradas.

Referencias