domingo, 30 de junio de 2013

El “tú” en mí (11-03-2013) Sam Kean

Células de un hermano, hijo, o posiblemente incluso de un amante largamente olvidado pueden persistir en nuestros cuerpos durante décadas, aunque todavía se sabe poco acerca del rol que juegan los intrusos genéticos. La investigación sobre el fenómeno ha revelado tentadores enlaces con enfermedades autoinmunes y cambios en el cerebro, a la vez que levantan complicadas preguntas sobre identidad.
Debería haber un test de paternidad rutinario. En 2002 Lydia Fairchild (madre de dos hijos y embarazada del tercero) apeló al estado de Washington por prestaciones sociales. Debido a que casi recibió apoyo con sus hijos de su, a veces novio Jamie Townsend, el estado requirió una audiencia oral para determinar cuánta ayuda social sería la adecuada. El estado demandó tests de paternidad para probar que Townsend era el padre, y así ambos poder entregar células de un frotis bucal. Unas cuantas semanas después, Fairchild recibió una llamada del departamento de servicios sociales. Los oficiales de allí querían charlar. En persona.                       
Cuando llegó, los oficiales cerraron la puerta. Fairchild notó hostilidad y dijo que la acribillaron con preguntas raras e insinuantes. Finalmente, revelaron la razón del interrogatorio. La prueba de ADN había probado que Townsend era el padre. Pero estaba descartado que Fairchild fuera la madre, y ella dijo que el estado no creía que el niño fuera realmente suyo.
Estupefacta, Fairchild condujo hasta casa y sacó los certificados de nacimiento de su hija, y fotografías de cuando ella misma era pequeña. Llamó a su madre y se echó a llorar. El estado, mientras tanto, había enviado el ADN a un segundo laboratorio. En unas semanas se confirmaron los resultados obtenidos por el primero.

                  

Las cosas fueron liosas a partir de ahí, como un corte en la rutina que deterioró es una investigación de las relaciones de Fairchild con su hijo. Los fiscales estatales no sabían si actuaba como sustituta o si había secuestrado al niño, y Fairchild estaba preocupada de que el estado pudiera investigarla por fraude a los servicios sociales. También temía que los servicios sociales se llevaran a su hija, e hizo acuerdos secretos para esconderse si fuera necesario.
El juez en el caso esperó que los inminentes datos necesarios aclararan las cosas. Designó a un testigo para vigilar la cuna en la habitación y que vigilara que la sangre venía de Fairchild y de su bebé, para más pruebas. Fairchild estuvo de acuerdo con esto, pero de nuevo la prueba dio negativo. Su ADN indicaba que el bebé que acababa de salir de su canal del parto no era suyo.
Los fiscales estaban perplejos. Uno de ellos empezó a buscar en la literatura médica y encontró un caso similar en 1998, que concernía a una mujer en Boston que necesitaba un trasplante de riñón. Sus tres hijos y ella se habían hecho pruebas de ADN para encontrar a un donante válido. En vez de eso, descubrieron que ella no podría ser posiblemente la madre de dos de ellos. Genéticamente, de hecho, ellos parecían ser los hijos de su marido del hermano de ella, el tío de los niños.                            
Por una corazonada, los médicos examinaron el ADN en un nódulo tiroideo que ella se había extirpado años atrás. Extrañamente, el ADN tiroideo coincidía con el ADN de sus tres hijos. Tras esto, los doctores determinaron que la mujer tenía una extraña condición llamada quimerismo; debido a un giro prenatal del destino, ella era una mezcla genética de dos personas con diferentes células. Como resultado, las células en algunos tejidos (piel y sangre) y en otros (su tiroides y sus órganos reproductivos) tenían ADN diferente.
Tras estas revelación, Fairchild dio más células para las pruebas de ADN, pero esta vez de todo su cuerpo, incluyendo su cérvix. El plan funcionó. El ADN cervical era diferente al de la piel y la sangre que había dado antes, pero encajaba perfectamente con el de sus hijos. Como la mujer de Massachusetts, Fairchild fue declarada quimera, y después de 16 meses de lucha legal, sus hijos eran oficialmente suyos de nuevo.

                  

El quimerismo es una bestia extraña. Científicamente, es la persistencia de células de dos (o más) personas en un cuerpo. Los números son vagos, pero muchos (si no todos) humanos son probablemente un poco quiméricos, desde que las madres y los fetos comúnmente intercambian células durante la gestación. Ese tipo de células ciméricas pueden invadir órganos en todo el cuerpo, incluyendo el cerebro, y los científicos han encontrado enlaces tentadores entre el quimerismo y las enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario del cuerpo ataca sus propias estructuras. Más allá de las estrictas publicaciones médicas, el quimerismo  también aumenta las preguntas psicológicas sobre el desarrollo de la identidad sexual en los niños, la vinculación afectiva madre-hijo, e incluso lo que constituye el self (el “yo”).                                  
La larga escala de quimerismos en Lyidia Fairchild ocurrió cuando su hermano mellizo se metió dentro de la matriz durante las primeras semanas de gestación. Los hermanos mellizos vienen de dos ovarios separados y por tanto, tienen diferente ADN, como hermanos separados normales. A veces, uno “consume” al otro absorbiendo sus células.
El bebé único resultante es un mosaico de diferente ADN en diferentes órganos. Un quimérico de un hermano y una hermana puede ser hermafrodita; si son del mismo sexo, puede tener partes de piel o los ojos de diferente color, pero, si no, probablemente parecerá normal. En ausencia de una prueba extensa de ADN, ella probablemente nunca lo hubiera sabido.
Este sigilo hace difícil determinar la predominancia del quimerismo. Algunos científicos apuntan a un cuarto de todos los gemelos terminan siendo únicos, pero la mayoría comentan cifras más bajas. En cualquier caso, el número de quimeras esté probablemente creciendo: la inseminación in vitro que incrementa las posibilidades de tener gemelos en un 30% también se asocia con un incremento en la probabilidad del quimerismo.

                    

Este incremento ha alarmado a algunos intelectuales legales. Visualizan situaciones donde un quimérico viola, por ejemplo, y queda libre porque el ADN del esperma recogido en la escena del crimen no encaja con el de la piel o la sangre que él entrega a la policía. Por ahora, estos escenarios permanecen como teóricos, y fuera de Lydia Fairchild, sólo el caso de la vida real que involucra al quimerismo era más que era farsa. Un ciclista profesional que se había dopado con sangre (inyectándose con algunas células de sangre de más para aumentar su resistencia) aseguró que las células extrañas de su interior venían de un gemelo desaparecido en el útero de su madre. El jurado que escuchó esta declaración no se lo creyó.
Más común aún que una amplia escala de quimerismo, es en microquimerismo: el quimerismo a pequeña escala. El microquimerismo puede venir de trasplantes de médula ósea de hueso, transfusiones pobremente preparadas de sangre, e intercambio de células de gemelos en el útero; hay evidencia de que también dar el pecho puede pasar células de la madre al hijo, y algunos científicos especulan que el sexo sin protección puede contribuir. Pero la causa más común de microquimerismo es el embarazo.
Según el pensamiento tradicional, la placenta actúa de barrera entre la madre y el hijo en el útero, preveniendo un intercambio de células entre ambos. Pero investigaciones recientes muestran que la placenta es más más porosa de lo que se pensaba, según Kirby Johnson, un biólogo de la Universidad Tufts. “Ahora sabemos que la madre y su bebé tienen que estar conectados. La comunicación basada en las células es esencial para un embarazo saludable”.
Sobre todo, la placenta permite la comunicación en doble sentido, con células fetales entrando en Mamá, y células maternas deslizándose dentro del Hijo. (Incluso las células tumorales pueden cruzar, y hay algunos casos bien documentados de madres dándoles cáncer a sus fetos). Después de que las células crucen, algunas son rodeadas y eliminadas por el nuevo sistema inmunitario. Muchas, sin embargo, arraigan en el otro cuerpo, metiéndose en el corazón, hígado, riñones, bazo, piel, páncreas, vesícula biliar e intestinos, además de otros lugares. Muchos de esos órganos hospedan decenas de centenas de intrusos por cada millón de células normales, pero los pulmones pueden tolerar miles de células extrañas por cada millón. Las células fetales hacen un buen trabajo colonizando el cuerpo de Mamá desde que tienen el poder, al igual que el de células externas, de convertirse en múltiples tipos de tejidos, dependiendo de dónde se encuentren.

                                           

Al principio, los investigadores asumieron que los trasplantes microquiméricos podrían dañar el recipiente. Muchos científicos que estudiaron el microquimerismo también estudiaron las enfermedades autoinmunes, que ocurrían tres veces más en mujeres que en hombres. Los científicos han razonado que quizás en sistema inmunitario de la madre, mientras trata de exterminar las células fetales dentro de ella, inadvertidamente causa daños colaterales a sus propios tejidos. Los estudios han profundizado enlazando altos niveles de células microquiméricas con algunas formas de lupus, cirrosis y enfermedades de la tiroides. Los estudios con gemelos también han encontrado altos niveles de microquimerismo en mujeres con múltiples esclerosis.
Aún hay mucha evidencia de que las células microquiméricas previenen algunas enfermedades. Los científicos han documentado casos donde las células quiméricas retardaban la diabetes y enfermedades del hígado, por ejemplo. Las células fetales, por su poder como células externas, pueden reparar tejidos dañados: son esencialmente un trasplante de células más jóvenes y saludables en órganos agotados. Incluso de forma más intrigante, el microquimerismo puede ayudar a proteger contra ciertos tipos de cáncer. Las mujeres con cáncer de mama, por ejemplo, normalmente tienen bajos niveles de microquimerismo que las que no han desarollado la enfermedad, sugiriendo una posible función de las células fetales para ayudar a nuestro cuerpo a detectar y destruir tumores. De modos similar, cuando los pacientes con ciertos tipos de leucemia reciben una transfusión de sangre de un cordón umbilical de no familiares (sangre recogida poco después del nacimiento, de la placenta o el cordón umbilical) los índices de recaída disminuyen. Esto ocurre porque la sangre del cordón contiene células inmunes maternas que las mujeres desarrollan en respuesta al embarazo, y que luchan contra las células cancerosas en el recipiente.
Determinar los efectos de las células híbridas se consigue de manera aún más complicada en el cerebro. Hasta hace poco, los científicos ni siquiera sabíamos que las células microquiméricas podían invadir el cerebro, dice Johnson, en parte por la barrera cerebro-sangre (un cortafuegos celular que aísla el cerebro del cuerpo en sí, mucho más que al feto en su útero). Pero el último año, un equipo de investigadores, dirigidos por el inmunólogo Willian Chan y J. Lee Nelson en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, demostró que la barrera cerebro-sangre es tan porosa como la planceta. Su certificación de microquimerismo en el cerebro humano (lo primero) “es muy alentador” y debería finalmente abrir la investigación en cómo el microquimerismo podría afectar a la función cerebral y a las enfermedades cerebrales, según Gerald Udolph, un biólogo del Instituto de Biología Médica en Singapur.
El equipo de Chan y Nelson introdujeron pruebas de ADN en cerebros de 59 mujeres que murieron en edades comprendidas entre 32 y 101. Para simplificar las cosas, buscaron genes sólo del cromosoma Y (las mujeres no deberían tener ningún cromosoma Y en el ADN, así que descubrirlos mostraría fuertes evidencias hacía la presencia de células microquiméricas). Al final, los científicos encontraron evidencias de ADN de células masculinas en el 63% de los sujetos, distribuidas en múltiples regiones cerebrales. Una mujer que dio positivo murió a los 94, bien superada la etapa fértil, significando que las células masculinas se habían aferrado a ella durante casi medio siglo.
¿Dónde apareció el ADN masculino en el cerebro? Sobre todo, en las zonas de los lóbulos parietales y temporales de las muestras estudiadas; los lóbulos occipitales y temporales lo contenían en tasas menores. El ADN masculino se encontró en un 35% y 40% de las muestras del tálamo y del hipocampo respectivamente, y en el 90% de las muestras de médula, la parte del bulbo raquídeo por encima de la médula espinal. Esto no debería tomarse como números absolutos, porque el equipo tenía muestras pequeñas, y ni siquiera intentaron buscar células microquiméricas de mujeres. Pero la amplia distribución es importante, según Udolph, porque muestra que las células fetales “podrían ser capaces de contribuir a la funcionalidad de muchas, o quizá todas, las áreas cerebrales. El seguimiento de múltiples zonas cerebrales también podría demostrar que esas células son maleables.”

                       

Todavía, el estudio levanta más preguntas de las que responde. Chan y Nelson no saben si las células masculinas de ADN encontradas pueden venir de neuronas o de otras células cerebrales, aún menos si las células invasoras afectan a la memoria, percepción u a otras facetas de la mente. Sin embargo, estudios animales dan una idea de lo que ese tipo de células podrían hacer.
Los experimentos de Udolph han mostrado que en madres ratones, las células fetales se convierten en neuronas totalmente capacitadas e intervienen en procesos cognitivos. A pesar del diferente ADN, no hay evidencia de que esas neuronas puedan hacer que las madres piensen de forma diferente, dijo, pero esta afluencia “puede ser vista como una forma de ocurrencia natural de un trasplante de células externas” que puede reparar defectos en el cerebro y devolver la función normal. A un nivel más general, dado todo el tráfico celular de doble sentido, “el dogma de cada célula en nuestro cuerpo genéticamente idéntico tiene que ser revisado”, dice.
El trabajo de Nelson y Chan también explora un potencial enlance entre el microquimerismo y el Alzheimer. Cuanto más a luz da una mujer, mayor riesgo tiene de padecer Alzheimer. Nelson razonó que quizás una acumulación de células fetales en el cerebro puede contribuir a esa condición. Sorprendentemente, el estudio demostró lo contrario. Las mujeres tenían un 60% menos de posibilidades de tener Alzheimer si su cerebro hospeda células microquiméricas masculinas. Nelson advierte que estudios posteriores pueden alterar significativamente esta imagen, pero por ahora el microquimerismo no parece ser una causa. Si los resultados se sostienen, pueden dar una nueva guía para retardar o prevenir el Alzheimer.
El microquimerismo también puede jugar un papel en el desarrollo infantil. Un feto en el útero está expuesto a muchas células maternas. Una mujer también tiene células de su madre almacenadas en sus órganos, desde sus días de feto. Así que cada mujer embarazada tiene al menos tres generaciones de células en su interior. Si una futura madre ha estado embarazada antes, las células del primer embarazo podrían también estar en la mezcla. De hecho, hay evidencias de que los hermanos mayores pueden transmitir sus células a los hermanos más jóvenes por el útero.
Este paso de células podría tener consecuencias reales. Como el feto crece semana a semana, los genes seguros se apagan y encienden, y las células producen diferencias bioquímicas y se comportan de diferentes formas, dependiendo del diferente estado de desarrollo en el que se encuentre. Pero las células de un hermano mayor que también ha pasado por esas etapas de desarrollo podrían ser demasiado “viejas” para el cuerpo del feto, según sostiene Nelson, y podrían comportarse de forma inadecuada si se incorporan. Quizás no signifique nada. Pero el intervalo y el orden de nacimiento parecen afectar a aspectos del desarrollo. Los hombres tienen mayor probabilidad de ser homosexuales, por ejemplo, si tienen hermanos varones biológicos mayores. Los científicos actualmente atribuyen este efecto a una posible respuesta inmune de la madre, pero quizás las células del hermano varón mayor juegan un papel también. Y lo que es más, cuanto más cercano esté el nacimiento de dos hermanos biológicos, más probable es que el menor sea autista. Un intervalo de nacimiento de menos de un año incrementa en tres veces las probabilidades. Nadie sabe qué rol (si lo hay) podría tener el microquimerismo en el desarrollo de los hermanos (o en la función cerebral). “Es una pregunta abierta”, dice Nelson. Pero menores niveles de células extrañas pueden afectar a cómo funcionan los órganos, anota, así que es al menos biológicamente posible. Johnson del Tufts añade que ahora es legítimo preguntar si las células microquiméricas podrían afectar incluso a las preciadas facultades humanas como la memoria y el aprendizaje.

              

Normalmente pensamos que un cuerpo puede contener sólo a una persona. Nuestras células incluso producen marcas especiales en la superficie para distinguir lo propio de lo ajeno. Pero en quiméricas como Lydia Fairchild las células de dos personas distintas conviven en el mismo cuerpo: ella es casi su propia gemela celular. Casos como el suyo fascinan a los científicos porque vencen a nuestras nociones sobre la identidad.
El microquimerismo “cambia la forma en la que miras la experiencia humana”, dice Johnson. Estamos unidos con grilletes a nuestras madres, aprecia, “y tener ese movimiento cognitivo de “estás en mis pensamientos” a “estás presente en mí” es algo poderoso. Estás tomando una relación y volviéndola algo físico.”
La relación madre-hija es especialmente significativa para Johnson. Él empezó estudiando el microquimerismo en 1999, unos años antes de que su propia madre muriera en una enfermedad autoinmune del hígado. Durante ese tiempo, el constantemente compartió sus descubrimientos con ella, incluyendo la evidencia temprana de que las células microquiméricas pueden luchar contra enfermedades, no sólo causarlas. Así que cuando la enfermedad de su madre progresó, encontró consuelo en la posibilidad de que sus células estuvieran batallado por su bien dentro de ella, prolongando su vida al menos un poco.
Incluso ahora, Johnson puede consolarse en otro hecho: por el intercambio en doble sentido de las células en el útero, él casi seguramente tenía algunas de las células de su madre dentro de él. De alguna forma, entonces, ella no se había ido. “Cuando tú estás con alguien en el final de sus días, lo que pasa a través de tu mente es la inmortalidad”, dijo. “Y para mí la inmortalidad no es vivir para siempre, sino influir.” Porque las células de su madre continúan actuando dentro de él, contribuyendo a cómo su cuerpo (y quizás incluso su mente) trabajan, su madre ha logrado un tipo de “influencia celular perpetua”, dijo (un modesto tipo de inmortalidad).

Alguna gente incluso enfrenta el tipo de crisis de identidad o legal que enfrentó Lydia Fairchild. Pero a lo largo de la influencia del quimerismo, todos nosotros existimos en un continuo con él. Todos llevamos un poco de alguien dentro de nosotros, y sus células influyen en casi cada órgano de nuestro cuerpo. Cuando describimos lo que todo esto quiere decir, a Nelson le gusta citar Song of Myself, de Walt Whitman. A pesar del título, el poema no se milita a un narrador o una perspectiva. Abarca muchos puntos de vista, y algunas de sus líneas más celebradas presagian la nueva realidad biológica y psicológica del quimerismo. “Cada átomo me pertenece tanto a mí como a ti” escribió Whitman. Y “soy grande, contengo multitudes”. Gracias al microquimerismo, así es.

                Bisabuela, abuela, madre e hija

domingo, 23 de junio de 2013

Confesiones de un sociópata (7-5-2013) M.E. Thomas

Ella es una exitosa profesora de derecho, y también los domingos en el colegio, con muchos familiares y amigos. Pero sus cálculos interpersonales se centran en cómo manipular y aventajar a la gente de su entorno. Bienvenido a un mundo de implacable análisis coste-beneficio, encanto y grandiosidad.
            “Nunca he matado a nadie, pero desde luego, he querido hacerlo. Puedo tener un trastorno, pero no estoy loca. En un mundo lleno de pesimismo, de cosas mediocres que  llevan a ninguna parte en una carrera de locos, la gente es atraída por  mi excepcionalidad como las polillas a la luz. Esta es mi historia.
            Una vez, mientras visitaba Washington D. C., usé una escalera mecánica que estaba cerrada, y un trabajador del Metro intentó avergonzarme al respecto:
            Él: ¿No has visto la cancela amarilla?
Yo: ¿La cancela amarilla?
Él: Acabo de ponerla, ¡y estabas pretendiendo pasar al otro lado!
Yo: (Silencio. Mi cara estaba blanca).
Él: ¡Es una transgresión! ¡Está prohibido! La escalera mecánica está cerrada, ¡has infringido la ley!
Yo: (Le miré fijamente en silencio).
Él: (Visiblemente agitado por mi falta de reacción): Bueno, la próxima vez no lo hagas”.
No estaba bien. Explicando sus horribles acciones, la gente a menudo dice que ellos “sólo gritaron”. Conozco ese sentimiento. Estuve ahí un momento, dejando que mi ira buscara esa parte de mi cerebro de toma de decisiones, y de repente estuve llena de un sentido de calma a propósito. Parpadeé y coloqué mi mandíbula. Empecé a seguirle. La adrenalina empezó a fluir; mi boca sabía a metal. Luché para mantener mi visión periférica enfocada, siendo totalmente consciente de todo lo que me rodeaba, intentado predecir el movimiento de la multitud. Esperaba que él entrara en una sala donde pudiera encontrarle solo. Una imagen vino a mi mente: mis manos rodeando su cuello, mis pulgares hundiéndose profundamente en su garganta, su vida escabulléndose bajo mi apretón constante. Qué bien me haría sentir. Pero sé que estaba dentro de una fantasía megalomaníaca. Y al final no importaba; perdí su pista.”

            Soy sociópata

            El remordimiento es extraño para mí. Tengo una inclinación a la mentira. Soy libre del enredo y de las emociones irracionales. Soy estratégica y astuta, inteligente y segura, pero también me esfuerzo para reaccionar apropiadamente a las pistas sociales confusas y dirigidas por emociones de la gente.                   
            No fui víctima de abuso infantil, y no soy una asesina o una criminal. Nunca he merodeado tras los muros de la prisión; prefiero estar cubierta por la hiedra. Soy una abogada consumada y una profesora de derecho, una joven académica respetada quien regularmente escribe para revistas de derecho y para el avance de teorías legales. Dono el 10% de mi sueldo a la caridad y enseño los domingos en un colegio para la Iglesia Mormona. Tengo un círculo cerrado de familiares y amigos, a los cuales quiero mucho, y ellos a mí. ¿Esto suena como tú? Recientemente se estima que 1 de cada 25 personas es sociópata. Pero tú no eres un asesino en serie, ¿nunca has estado en prisión? La mayoría de nosotros no. Sólo el 20% de los hombres y mujeres en prisión son sociópatas, aunque probablemente somos responsables de aproximadamente la mitad de todos los crímenes serios cometidos. No hay muchos sociópatas encarcelados. De hecho, la silenciosa mayoría vivimos libre y anónimamente, trabajando, casándose y teniendo hijos. Somos una legión, y diversa.
            Te caería bien si me conocieras. Tengo el tipo de sonrisa que es común en los  personajes de los shows de televisión y rara en la vida real, perfecta en estas dimensiones de dientes brillantes, y hábil para expresar una invitación agradable. Soy el tipo de cita que te encantaría llevar a la boda de tu ex (divertida, excitante, la perfecta acompañante oficial). Y tengo la cantidad exacta de éxito con la que tus padres estarían entusiasmados si me llevaras a casa.
            Quizás, el aspecto más notorio de mi confidencia es la manera en la que mantengo el contacto visual. Alguna gente lo denomina la “mirada fija de depredador”. Los sociópatas estamos impávidos ante el contacto visual ininterrumpido. Nuestro fallo de mirar educadamente también se percibe como ser agresivo o seductor. Esto puede confundir a la gente, pero a menudo, de una manera emocionante imita el sentimiento inquietante de pasión. ¿Alguna vez te has descubierto usando el encanto y la confianza para conseguir que la gente haga cosas por ti que no harían de otra manera? Alguien puede llamarlo manipulación, pero a mí me gusta pensar que estoy usando lo que Dios me ha dado.
            Era una niña perceptiva, pero no podía relacionarme con la gente más allá de divertirles, lo que era sólo otra forma para mí de hacerles hacer o comportarse de la manera en la que quería que lo hicieran. No me gustaba que me tocaran y rechazaba el afecto. El único contacto físico que solía desear entrañaba violencia. El padre de un amiga de la escuela elemental tenía que apartarme a un lado y pedirme severamente que dejara de golpear a su hija. Ella era una cosa delgada, fibrosa, con una risa ridícula, como si estuviera pidiendo que la abofetearan. Yo no sabía que estaba haciendo algo malo. Ni siquiera se me ocurrió que podría herirla o que podría no gustarle.

                                          
           
            Un caótico entorno de crecimiento

            Era la hija mediana en una familia con un padre violento y una indiferente, a veces histérica, madre. Era reacia a mi padre. Él era un sostén familiar de muy poca confianza, y  a menudo volvíamos a casa encontrándola sin electricidad porque hacía meses que no pagábamos el recibo. Él gastaba miles de dólares en hobbies caros, mientras que llevábamos naranjas de nuestro patio trasero para el almuerzo. El primer sueño recurrente que puedo recordar era sobre matarle con mis propias manos. Había algo emocionante en la violencia en sí misma, destrozando la puerta en su cabeza repetidamente, sonriendo hasta que cayera sin sentido al suelo.
            No me importaba discutir con él. Hice un punto de no regreso de nuestras peleas. Una vez, en mis diez años, discutimos sobre el significado de una película que habíamos visto. Le dije “cree lo que quieras”, y entonces me fui.  Me metí en baño de arriba, gritando y cerrando la puerta. Sabía que él odiaba esta frase (mi madre la había usado antes), y mi repetición de eso presentaba el espectro de otra generación de mujeres en su casa que rechazaran respetarle o apreciarle, y en vez de eso, lo despreciaran. También sabía que él odiaba las  puertas cerradas. Sabía que esas cosas podían herirle, que era lo que quería.
            “¡Abre, abre!”. Hizo un agujero en la puerta, y pude ver que su mano estaba sangrando e hinchada. No me preocupaba su mano, y tampoco estaba encantada de que se hiriera, porque sabía que eso le daba la satisfacción de estar afectado por tanta pasión, que podría ignorar su propio miedo y sufrimiento. El siguió trabajando en el agujero dentado hasta que fue lo suficientemente grande como para pegar su cara al otro lado; estaba sonriendo tan ampliamente que se le veían los dientes.
            Mis padres ignoraban mis complicadas y evidentes maneras de manipular, engañar y engatusar a otros. Ellos se negaban a ver que yo asociaba los conocimientos de la infancia sin realmente formar conexiones, nunca viéndolas como algo más que el movimiento de los objetos. Mentía todo el tiempo. También robé cosas, pero más a menudo podía sólo engañar a los niños para que me lo dieran. Imaginaba a la gente en mi vida como robots que se apagaban cuando no estaba interactuando directamente con ellos. Me escabullía en las casas de la gente y reorganizaba sus pertenencias. Rompí cosas, quemé cosas y herí a gente.
            Hice lo mínimo necesario para insinuarme dentro de las buenas acciones de cada uno, así que podía conseguir lo que quisiera: comida cuando la despensa de mi familia estaba vacía, que me llevaran a casa o a actividades si mis padres estaban desaparecidos en combate, invitaciones a fiestas, y la cosa que más ansiaba, el miedo que infundía en otros. Sabía que era la única con poder.
            Agresión, toma de riesgos, y una falta de conocimiento para la propia salud de uno, o de otros, son distintivos de la sociopatía. Cuando tenía 8 años, casi me ahogué en el océano. Mi madre dijo que cuando el socorrista me sacó del agua y me hizo el boca a boca, lo primero que emití fueron jadeos de risa. Aprendí que la muerte podría venir en cualquier momento, pero nunca tuve miedo de eso.
            Antes de mi 16 cumpleaños, me puse muy enferma. Normalmente guardaba estas cosas para mí misma. No me gustaba meter a otros en mis asuntos personales, porque era invitar a otros a que interfirieran en mi vida. Pero ese día, le conté a mi madre el dolor punzante bajo mi esternón. Después de que expresara su exasperación usual, me dio medicina de hierbas y me dijo que descansara. Fui al colegio a pesar de estar enferma. Todos los días mis padres tenían un nuevo remedio; llevaba una pequeña bolsa de medicinas conmigo (de la tripa, homeopáticos cura todo...).
            Pero todavía me dolía. Toda la energía que solía emplear en encantar a otros se dirigió a controlar el dolor. Dejé de asentir y sonreír; en su lugar, les miraba con ojos muertos. No tenía filtros para mis pensamientos secretos; les dije a mis amigos lo feos que eran y que merecían las malas cosas que les ocurrieron. Sin el aguante para calibrar mi efecto en la gente, me abracé a mi maldad.
            Mi dolor abdominal emigró a mi espalda. En este punto, pasaba la noche durmiendo en el coche de mi hermano. Después, mi padre miró mi torso y vio que algo estaba mal. De mala gana, dijo: “Iremos al médico mañana”.
            El día siguiente, en el médico, el doctor habló en tono enfadado. Mi madre se hundió en el silencio, en una negación semi-catatónica, el estado en el que se hundía cuando mi padre golpeaba cosas. El doctor preguntó: Si sentiste dolor, ¿qué has estado haciendo los últimos 10 días? Entonces perdí el conocimiento. Cuando volví en mí, oí gritos y a mi padre convenciendo al doctor de que no llamara a la ambulancia. Pude sentir su desconfianza hacia él.
            Pude ver el pánico salvaje en los ojos de mi padre. Mi madre y él me dejaron sufrir durante casi una semana porque, como descubrí más tarde, nuestro seguro médico familiar había caducado. Cuando me desperté después de la cirugía, vi a mi padre supervisándome con cansado enfado. Mi apéndice estaba perforado, las toxinas se arrojaron en mi tripa, me volví séptica con la infección, y los músculos de mi espalda se empezaron a gangrenar. “Podrías haber muerto; los doctores están muy enfadados” dijo mi padre, como si debiera disculparme a todo el mundo. Pienso que mi sociopatía estaba desencadenada en gran parte porque nunca aprendí a confiar.

    ¿Por qué un juicio es el capricho de un sociópata?

El narcisismo de mi padre le hacía amarme por mis logros, porque reflejaban bien en él, pero también le hacían odiarme porque nunca encajé en su auto-imagen, que era todo lo que le preocupaba. Creo que hice muchas cosas que él hizo (jugar al baloncesto, tocar en una banda, asistir a la escuela de derecho) así que él podía saber que yo era mejor.
Me encantaba sacar notas altas en el colegio; significaba que podía escabullirme de cosas que otros estudiantes no. Cuando era joven, lo que me entusiasmaba era el riesgo de descubrir qué poco podía estudiar para sacar un sobresaliente. Era lo mismo para ser abogada. Durante el examen para ser abogado en California, la gente lloraba del estrés. El centro de convención donde nos examinábamos parecía un centro de asistencia de desastres, con la gente desesperándose intentando recordar todo lo que habían memorizado durante las ocho semanas anteriores (semanas que yo pasé de vacaciones en México). A pesar de estar desafortunadamente enferma me preparé muchos patrones, y era capaz de mantener la calma y focalizar mi energía en maximizar el conocimiento que tenía, aprobando mientras otros suspendían.
Pese a mi pereza y falta general de interés, fui una gran abogada cuando quería. En un momento dado, trabajé como fiscal en el departamento de delitos menores de la oficina del distrito de abogados. Mis rasgos sociópatas me hicieron particularmente excelente en ser abogada litigante. Soy buena bajo presión. No siento culpa o remordimiento, lo que es útil en este negocio sucio. Los fiscales de delitos menores casi siempre tienen que meterse en juicios con casos en los que nunca habían trabajado antes. Todo lo que puedes hacer es engañar y esperar a estar listo para enredarte en eso. La cosa con los sociópatas es que somos en gran medida inafectados por el miedo. Además, la naturaleza de si el crimen es o no legal no me incumbe; sólo estoy interesada en ganar el juego legal.
Cuando estaba en una firma de abogados, me asignaron trabajar para una asociada senior llamada Jane. Me basé en una de las oficinas satélite de la firma, así que sólo la vi una vez cada pocas semanas. En las firmas de abogados, se supone que vas a tratar a tu asociado senior como si fuera la última autoridad, y Jane se tomó seriamente esta estructura. Podrías decir que ella nunca disfrutó de su poder en ninguna otra esfera social. Su piel pálida moteada con la edad, dieta pobre e higiene regular eran evidencias de una vida pasada fuera de la élite social. Ella quería llevar bien su poder, pero ella era torpe con él (pesado), sosteniéndolo en circunstancias seguras y siendo una pusilánime en otras. Ella era una entretenida muestra de poder y duda propia.
No era su mejor asociada, y Jane creía que yo era indigna de todo eso que yo había conseguido. Ponía mucho esfuerzo en vestir apropiadamente, mientras que yo llevaba chanclas y camisetas de manga corta en cada oportunidad medio razonable. Mientras ella facturaba tantas horas como era humanamente posible, yo explotaba las vacaciones policiales inexistentes tomándome fines de semana de tres días y vacaciones de largas semanas.
Un día entramos juntas en el ascensor. Había también dos hombres altos y guapos dentro. Ambos trabajaban arriesgando capital en el edificio. Se podría decir que recibían bonus multimillonarios y probablemente llegaban regularmente en uno de los Maseratis aparcados escaleras abajo. Los hombres discutían sobre la sinfonía que habían escuchado la noche antes (yo también la había oído, pensando que normalmente no lo hago). Casualmente les pregunté por ella.
Se iluminaron: “¡Qué suerte haberte encontrado! Quizá tú puedas resolver una disavenencia; mi amigo piensa que era el segundo concierto de piano de Rachmaninoff que se representó esa noche, pero yo pienso que era el tercero”. “Era el segundo”. Importaba mucho cuál era la respuesta correcta.
Los hombres me dieron las gracias y dejaron el ascensor dejándonos a Jane y a mí viajar hacia la oficina en el silencio suficiente para que ella contemplara las dimensiones de mi superioridad intelectual y social. Estaba nerviosa por el tiempo que tardamos hasta llegar a su oficina, donde se suponía que hablaríamos de nuestro proyecto. En vez de eso, hablamos sobre sus elecciones vitales cuando tenía 18, sus preocupaciones e inseguridades sobre su trabajo y su cuerpo y su atracción hacia las mujeres a pesar de estar casada con un hombre. 
Después de eso, sabía que cada vez que me viera, su corazón revolotearía; estaría preocupada sobre las vulnerabilidades secretas que me había confesado, y se preguntaría sobre si desvestirme o abofetearme en la cara. Sabía que por un largo tiempo yo poseería sus sueños. El poder es nuestra propia recompensa, pero con su particular dinámica establecida, yo usaba el miedo al cáncer de mama y el procedimiento del paciente externo en un período de vacaciones de tres semanas, como otra forma de recompensa.

                                        
Un triángulo amoroso de mi creación 

Me gusta imaginar que he “arruinado a gente” o seducido a alguien hasta el punto de ser irreparablemente mío. Tenía citas con Cass durante un tiempo, pero finalmente perdí el interés. Él, sin embargo, no lo perdió. Así que intenté encontrarle otros usos. Una noche fuimos a una fiesta donde encontré a Lucy. Ella era llamativa, particularmente en su similitud a mí, lo que me hacía querer arruinarla. Hice los cálculos (Lucy está enamorada de Cass, Cass lo está de mí, tenía un poder insospechado en Lucy). Bajo mi mando, Cass empezó a perseguir a Lucy. Descubrí todo lo que pude sobre Lucy de sus amigos cercanos: nacimos el mismo día en distinas horas, teníamos los mismos gustos, las mismas mascotas molestas, y el mismo estilo de perturbación: una comunicación cuasi-formal. En mi mente, ella era mi alter ego.
Durante tanto tiempo como Lucy tenía citas con Cass, le mantuve como mi pieza arrimada a mí: podía inducirle a hacer y romper citas con ella en mi favor. Él sabía que lo estaba usando para arruinarla. Cuando empezó a sentir remordimientos de conciencia, rompí con él. Esperé hasta que centró toda su atención en Lucy, esperé hasta que ella sintió que las esperanzas de ella crecían, y entonces lo llamé de nuevo. Le dije que éramos importantes para el otro y que solo lo estaba probando.
Lucy hizo cosas peores para sí misma (no guardaba las cosas personales en privado, particularmente de gente como yo que podía usar la información en contra de ella). Mientras tanto, sus amigos a veces pensabas que yo era ella. Las cosas no pudieron haber ido más perfectamente.
Lo que lo mantuvo interesante fue mi genuina debilidad por Lucy. Casi quería ser una verdadera amiga. Sólo pensarlo me hacía salivar. Pero cuando se volvió un desierto demasiado rico, empeecé a eludirla. Hice que Cass rompiera con ella.
¿Qué hice realmente a Lucy? Nada. Ella cogió a un chico y lo besó. Le gustaba ese chico. Le veía varias veces por semana, a veces con su espeluznante amiga (yo). Después de un tiempo, no funcionó. Al final, no arruiné nada de ella. Ella está casada ahora y tiene un buen trabajo. La peor cosa que hice fue propagar un romance que ella creía que era sincero, uno que mantuve (lo mejor que pude) para romperla el corazón. Sé que mi corazón es más negro y frío que el de mucha gente; quizá eso es por lo que es tentador romper el suyo.

¿Qué es malvado, realmente? 

La Iglesia de Jesucristo de los Santos del último día es un sueño sociópata. Los mormones creen que todo el mundo tiene el potencial para ser como Dios quiere (yo también lo creo). Cada ser es capaz de la salvación, mis acciones son lo que importa, no mis pensamientos despiadados, no mis motivaciones malvadas. Todo el mundo es un pecador, y nunca me he sentido fuera de esta norma.
Cuando acudía a la Brigham Young (donde los estudiantes eran incluso más creyentes que los corrientes mormones) había infinidad de oportunidades para defraudar. Robé lo perdido y encontrado, diciendo que había perdido un libro, pero entonces podía tomar el libro “encontrado” de la biblioteca y venderlo. O podría coger una bici estropeada que estuviera en el mismo lugar durante días. Descubridores, cuidadores. 
Pero soy funcionalmente una buena persona (le compré una casa a mi amiga más cercana, le di a mi hermano 10.000$, y soy considerada una profesora servicial). Amo a mi familia y a mis amigos. Todavía no estoy motivada o preocupada por las mismas cosas que la mayoría de la gente buena.
No me importa dar la impresión de que no deberías preocuparte sobre los sociópatas. Sólo porque tengo una alta funcionalidad y no soy violenta no significa que no haya muchos sociópatas estúpidos, desinhibidos o peligrosos ahí afuera. Yo misma trato de escapar de la gente como esa; después de todo, no es como si los sociópatas nos diéramos pases para evitar el acoso.
A pesar de haberlo imaginado muchas veces, nunca he agarrado la garganta de nadie. Aunque me pregunto si lo hubiera cultivado en un hogar más abusivo, donde podría haber tenido las manos llenas de sangre. La gente que comete crímenes atroces (sociópatas o empáticos) no está más dañada que el resto, pero ellos  parece que tienen menos que perder. Es fácil imaginar a una versión de 16 años de mí misma siendo esposada con un mono naranja. Si no tuviera a nadie a quien amar o nada que lograr, quizás. Es difícil decirlo.


                                                     

jueves, 11 de octubre de 2012

Diferencias inter-individuales entre las características que afectan negativamente a los moderados efectos del cortisol en la formación de la memoria: Descubrimientos preliminares de dos estudios (26-8-2011)


Heather C. Abercrombie, Michelle M. Wirth, Roxanne M. Hoks

Abstracto

El profundo arousal emocional modera los efectos del cortisol en la memoria. Sin embargo se desconoce cómo de estable es la moderación de las diferencias interindividuales en los efectos del cortisol en la memoria. En dos estudios (con 31 hombres sanos en el Estudio 1, y 42 sujetos saludables (22 mujeres) en el Estudio 2) medimos los rasgos negativos que afectan (NA) y presentamos dibujos emocionales y neutros. En el Estudio 1 manipulamos los niveles endógenos de cortisol usando un estresor oral codificado. En el Estudio 2, usando un diseño placebo-control aleatorio, manipulamos farmacológicamente los niveles de cortisol previos a la codificación (0’1 mg/kg de hidrocortisona frente a una solución salina de unos 30 minutos). Después se evaluaba el recuerdo libre de los dibujos. Los rasgos NA repetidamente moderaron la relación entre cortisol y formación de la memoria. Los descubrimientos sugieren que la dirección de los efectos podría variar según el sexo. En hombres, el cortisol se relacionaba con la facilitación de la memoria en sujetos con menores características NA. Contrariamente, las mujeres con unas mayores características NA mostraban mayores niveles de cortisol relacionados con un incremento de la memoria. Las características NA podrían ser un predictor estable de las diferencias inter-individuales de los efectos neurocognitivos del cortisol durante los estresares.

Palabras clave

Afectar, cognición, cortisol, emoción, endocrino, hormonas, aprendizaje, memoria, estrés y rasgos/características.

Introducción

Las predisposiciones cognitivas negativas estables incrementan la vulnerabilidad para la afectación de las psicopatologías (Alloy y cols., 2006). En suma, los desencadenantes psicopatológicos y sintomatológicos del estrés se dan en algunos pero no en todos los individuos (Monroe y Harkness, 2005). Sin embargo, los mecanismos responsables de las diferencias inter-individuales en la vulnerabilidad a los estresares no se entiende del todo. Un aspecto de la vulnerabilidad al estrés podría involucrar diferencias inter-individuales en los efectos del estrés en procesos neurocognitivos (ej: desencadenantes de la memoria emocional por depresión; sobreconsolidación del material relacionado con la amenaza en el Síndrome de Estrés Post-traumático; SEPT).
El aumento de la hormona del estrés (cortisol) es un mecanismo primario mediante el que el estrés altera los procesos neurocognitivos (de Kloet y cols., 1999). La dirección de los efectos de los glucocorticoides (GCs; ej., cortisol en primates y corticosteronea in roedores) en el aprendizaje varía dependiendo de la magnitud del aumento de los GC: el aumento de ligero a moderado mejora muchos procesos neurobiológicos relacionados con la formación de la memoria, pero niveles elevados de cortisol a menudo dificultan la formación de la memoria (Lupien y McEwen, 1997; Pittenger y Duman, 2008). En suma, los efectos facilitatorios de los GCs en la formación de la memoria depende del arousal emocional y de el aumento de los GCs (Okuda y cols., 2004; Abercrombie y cols., 2006). Se necesita la relación del arousal con la activación noradrenérgica en la amígdala basolateral para que los GCs afecten a la memoria (Roozendaal y cols., 2006b). En suma, un amplio trabajo ha examinado cómo los factores y las elevaciones de los GCs (medio neural en curso y estado emocional) moderan el efecto de los GCs en la memoria. Sin embargo, se desconoce hasta dónde las diferencias inter-individuales (o “características/rasgos”) moderan los efectos de las hormonas del estrés en la memoria emocional.
El disposicional “estilo afectivo” se refiere a las diferencias inter-individuales consistentes en el humor, la reactividad emociona y la regulación de las emociones (Davidson, 2000). Los estudios que examinaron un amplio conjunto de medidas comportamentales y psicológicas (Davidson, 2000) muestran que el estilo afectivo puede estar incluido en medidas biológicas y en medidas que afectan a las características de auto-presentación. En este proyecto usamos las Células de Afecto Positivo y Afecto Negativo (CAPAN): Versión de Rasgos (Watson y cols., 1988) como un índice de las diferencias inter-individuales en las características del arousal afectivo.
Usamos dos paradigmas diferentes para examinar en los individuos sanos cómo las características del arousal emocional moderan la relación entre los agudos aumentos del cortisol y la formación de la memoria. En el Estudio 1 incluimos sólo a los hombres, y manipulamos los niveles de cortisol endógeno usando un estresor basado en el laboratorio inmediatamente después de codificar los estímulos emocionales y neutrales. Los datos del Estudio 1 que examinan los efectos moderados de los agudos incrementos negativos (Estado NA) en la relación del cortisol con la facilitación de la memoria han sido previamente publicados (Abercrombie y cols., 2006). El estudio 2 incluye hombres y mujeres y manipulamos los niveles de cortisol exógenos usando administración de hidrocortisona o de placebo durante la codificación de la memoria.
Porque la investigación muestra que el cortisol facilita la formación de la memoria preferentemente en individuos en un estado de arousal emocional, hipoteizamos que esos descubrimientos podrían extenderse a las medidas de las características del arousal emocional. En otras palabras,  hipoteizamos que el cortisol podría facilitar la formación de la memoria emocional preferentemente en individuos que muestren altos niveles de arousal emocional (en particular, arousal emocional negativo). Además, un rápido crecimiento en la literatura ha establecido diferencias en el sexo relacionadas con la memoria y el estrés (Shors, 2006; Andreano y Cahill, 2009; Wolf, 2009). Por tanto hipoteizamos que el rol del arousal emocional como un moderador puede variar según el sexo.
Para hacer inferencias formes sobre el rol del cortisol en la cognición, es esencial examinar conjuntamente los estudios que manipulan farmacológicamente el cortisol y los que lo hacen naturalmente (ej, con un espesor). Los estudios que lo hacen con un estresor de laboratorio limitan las inferencias sobre el rol del cortisol por sí mismo porque otros elementos de una respuesta al estrés (ej: respuesta autónoma; activacón del circuito neural) podrían ser responsables de los efectos observados (lo que puede simplificar la covarianza con el aumento del cortisol). Los estudio que manipulan farmacológicamente el cortisol (frente al placebo) permiten conclusiones formes respecto al rol causal del aumento del cortisol, pero no permiten fácilmente la generalización de las conclusiones por la inducción artificial de la droga al estado psicológico (una elevación del cortisol puede abtenerse de otros aspectos de la respuesta al estrés). Así, usamos dos estudios diferentes para examinar los descubrimientos de ambos tipos de estudios.

Estudio 1

Método

Participantes. 34 estudiantes varones saludables. El criterio de exlusión fue: < 18 años, enfermedades médicas, historial de lesión cerebral, síndrome auto-anunciado o consumo de sustancias, uso diario de tabaco,  cambio a trabajo nocturno o tratamiento con medicación que afecte a los sistemas nervioso o endocrino. El informe escrito fue obtenido según la Revista Institucional de las Bases de las Ciencias de la Salud de la Universidad de Wisconsin.
Fueron excluidos tres participantes: uno reveló que consumía marihuana que parecía que había alterado sus datos y dos por errores del experimentador durante la presentación de estímulos. La muestra final tenía 31 participantes.
Procedimiento. Los participantes tuvieron dos visitas al laboratorio: una sesió inicial (empezando en 1630 h) incluyendo la codificación de la memoria seguida de un estresor oral (Sesión 1), seguido de dos eventos y de una prueba de reconocimiento en la Sesión 2, que empezaba en 1700 o 1800 h. Se incluyen los procedimientos en el informe original (Abercrombie y cols., 2006).
Sesión 1. A los participantes se les dijo que se abstuvieran de comer, ejercitarse y beber cualquier cosa salvo agua durante una hora antes de la sesión. Codificaron 21 fotogramas placenteros, 21 neutrales y 21 desagradables (cada una presentada durante 6 s) del Sistema de Imágenes Afectivas Internacional (SIAI; Lang y cols., 2001). Los niveles de cortisol endógenos se manipularon usando un estresor oral seguido inmeditamente por coificación, la que tenía 5 minutos de anticipación y 15 de habla pública videograbada delante de una audiencia evaluativa de dos personas.
Sesión 2. El recuerdo libre ocurrió 48 horas después de la Sesión 1. A los participantes se les dieron 10 minutos para dar descripciones cortas de todas las imágenes que podían recordar de la Sesión 1. Durante la Sesión 2 después de haber finalizado los otros procedimientos, se midieron las diferencias inter-individuales del arousal afectivo usando los CAPAN (Watson y cols., 1988).
Cortisol salival. Las muestras se obtuvieron usando Salivettes (Sarstedt Inc., Newton, NC), en múltiples puntos clave durante la sesión multiple. Para obtener el output de cortisol asociado al estresor oral usamos muestras recogidas después de la anticipación de los 5 mins, del habla de los 15 y de los 10 tras el habla, donde normalmente los niveles de cortisol alcanzaban el máximo (mirar Fig. 1 de Abercrombe y cols., 2006). Se evaluó el cortisol salivar usando equipos inmunes a los ensayos de enzimas de cortisol de Salimetrics (State College, PA). La media inter.esayo era 7.4%, y la intra-ensayo 3.8%. El out-put del cortisol asociado al estresor oral se calculó usando el área bajo la curva con respecto a la base (AUC; Pruessner y cols., 2003) para las 3 muestras de cortisol recogidas. AUC se evaluó usando valores tranformados logarítmicamente de cortisol (negativos, todas nuestras muestras cayeron por debajo del 1mg/dL).
Análisis de los datos. Hicimos una regresión jerárquica para probar la hipótesis de que las diferencias inter-individuales en NA y el output de cortisol endógeno durante el estrés predice la subsecuente predicción de la representación del recuerdo. En el análisis de regresión, la representación del recuerdo libre (número de dibujos recordados) era la VD, y las VI eran: 1, AUC de cortisol; 2, NA; 3, la interacción entre AUC y NA. El análisis de regresión fue seguido de un análisis post hoc. Usamos la media en Rasgo NA para crear grupos de bajo y alto NA. Las correlaciones entre el AUC del cortisol y la representación de la memoria se compararon para NAs bajos y altos. Además, examinamos si los descubrimientos variaban dependiendo de la valencia.
Para confirmar que estos descubrimientos no eran una recapitulación de descubrimientos previos (Abercrombie y cols., 2006), también examinamos cómo el Estado Na y el Rasgo NA juntos predecían la representación de la memoria.

Resultados y discusión

Los efectos interactivos del Rasgo NA y las diferencias inter-individuales en el output del cortisol inducido por el estrés: Tabla 1. La interacción entre el AUC de cortisol y el Rasgo NA predice significativamente la representación del recuerdo libre, estimado en un 21% de la varianza en índices de recuerdo libre, sobre la varianza estimada por el AUC del cortisol y el Rasgo NA por separado. Para desenredar la interacción significativa, se usó una media post hoc en el Rasgo NA para crear los grupos de rasgos altos y bajos de NA. Un mayor AUC de cortisol relaciona con un mejor índice de representación del recuerdo en el grupo de bajo rasgo NA (r(16) = 0.55,
p < 0.03) pero no en el alto (r(13) = -0.01, n.s). Así, en individuos con menores rasgos NA, había un mayor output del cortisol relacionado con el estrés, relacionado con la facilitación de la memoria. En individuos con un mayor rasgo NA, el output del cortisol relacionado con el estrés no relacionaba con la formación de la memoria.
Los descubrimientos se presentaron de forma separado por una categoría de valencia del estímulo: en el grupo de bajo rasgo NA el mayor AUC de cortisol se relacionaba con un mejo recuerdo para las imágenes agradables (r(16) = 0.56, p < 0.02) y las neutrales (r(16) = 0.58), pero no para las desagradables (r(16) = 0.29). En el grupo del alto rasgo NA, el AUC de cortisol se relacionada con el recuerdo a través de todas las categorías de la emoción.
Los análisis adicionales para asegurarse de que los descubrimientos para el Rasgo NA no fueron simples recapitulaciones de los descubrimientos de los cambios en el Estado NA previamente descritos para esta muestra (Abercrombie y cols., 2006): en esta muestra, un menor Rasgo NA se relacionaba positivamente con un bajo Rasgo NA en la línea base, (30) = 0.43, p < 0.02, y un menor Rasgo NA se relacionaba marginalmente con un mayor incremento en el Estado NA, r(30) = -0.35, p = 0.06, sugiriendo potencialmente que los individuos con un menor Rasgo NA tendían a mostrar un mayor incremento en el Estado NA. Así, para los análisis en curso, añadimos que las variables analizadas predicen subsecuentemente la representación del recuerdo. Incluso después de la inclusión de esas variables de Estado NA en el modelo, la interacción entre Rasgo NA y AUC de cortisol continúa. Además, la media en el Rasgo NA usado aquí produjo diferentes subconjuntos de sujetos que hicieron una ruptura en la media en el cambio en el grupo de Estado NA (usado en el informe previo); sólo el 32% del grupo de bajo rasgo NA también pertenece al grupo de alto estado NA, y sólo el 39% de los sujetos estaban en el mismo grupo para ambas medias de estados y rasgos NA. Así, el descubrimiento presentado aquí es novedoso con respecto a nuestro descubrimiento previo en esta muestra (Abercrombie y cols., 2006).
Sumario: En suma, estos descubrimientos en hombres muestran que el Rasgo NA modera la relación entre el estrés relacionado con las sumas de cortisol endógenas y la representación de recuerdo subsecuente. Sin embargo, la dirección de esos descubrimientos es opuesta a la predicción basada en los descubrimientos respecto al agudo arousal emocional (que el cortisol y la memoria podrían estar relacionados sólo en individuos con un alto rasgo NA). Nuestros descubrimientos actuales muestran que el output del cortisol se relaciona con la facilitación de la memoria sólo en hombres con bajos niveles de Rasgo NA.
Los descubrimientos opuestos para Estado contra Rasgo NA son consistentes con la investigación mostrando efectos opuestos de estrés agudo versus en el aprendizaje emocional en hombres. El estrés agudo y/o la elevación de GC se ha descubierto que facilita el aprendizaje de un número de tareas en hombres, mientras que el estrés crónico a menudo afecta al aprendizaje (Andreano y Cahill, 2009). Uno podría especular que el alto Rasgo NA y un estilo afectivo negativo (posiblemente refleja aspectos seguros del estrés crónico) podría debilitar o bloquear los efectos facilitatorios de la aguda elevación de GC en la formación de la memoria explícita en hombres.

Estudio 2

Método

Participantes. 52 hombres saludables y mujeres encontraron un criterio idóneo (de edad entre 18 y 35; auto-informe de buena salud; inglés fluido). El criterio de exclusión incluyó embarazo, lactancia, uso diario de tabaco, miedo superfluo, historia de respuestas adversas a IV o pérdida de sangre, sintomatología médica o psiquiátrica, afectación médica de la función del SN, respuestas adversas a la medicación por esteriodes y trabajo nocturno. Sólo las mujeres que usaban anticonceptivos hormonales se incluyeron para reducir el riesgo de embarazo y algo que reduzca la variabilidad en la actividad HPA endógena y  en las hormonas reproductivas debido a la fase menstrual (Kirschbaum y cols., 1999). Fueron incluidas las mujeres en las diferentes formulaciones de anticonceptivos hormonales. Las sesiones de estudio estaban programadas para que ninguna sesión de administración de drogas cayera dentro de la semana “placebo” de anticonceptivos orales.
5 participantes no completaron las pruebas de memoria. Los datos de los tres participantes adicionales se inutilizaron debido a fallos al seguir las instrucciones o por errores del experimentador. Un sujeto adicional se durmió durante una sesión de codificación de memoria, y fue asimismo excluido. Otro sujeto mostró representación de recuerdo que fue 3 SDs menor que la media de registro del recuerdo, y fue así mismo excluido. La muestra final incluyó 22 mujeres y 20 hombres.
Procedimiento. Las sesiones del estudio tuvieron lugar en el Centro de Investigación Clínico y Translacional (CICT) en la Universidad del Hospital de Wisconsin. Los participantes completaron 3 sesiones, cada comienzo en 1600 h. Los participantes se abstuvieron de comer, beber, tomar cafeína y hacer ejercicio durante 2 horas antes de la sesión. La información adicional sobre los procedimientos del estudio pueden encontrarse en un informe sin añadir la representación de recuerdo (Wirth y cols., 2011). El consentimiento escrito bien fundado se obtuvo según las Bases de Investigación Institucional de las Ciencias de la Salud de Wisconsin.
En las primeras dos sesiones (48 horas), los participantes recibieron 0’1 mg/kg del peso corporal de hidrocortisona intravenosa (CORT; cortisol sintético) o fisiológico (0’9%), salina (placebo) en un orden aleatorio de doble ciego, administrado durante unos 30 minutos usando un bombeo programado. Las muestras de sangre para la medición del cortisol en el plasma se cogieron como sigue: 3 muestras antes de cada infusión de droga, 1 muestra durante, 4 muestras en la primera hora que sigue a la infusión mientras que los niveles de cortisol eran elevados, y se recogieron 3 más adicionales durante las segunda y tercera horas después de la infusión, donde descienden los niveles de cortisol. (mirar Figs. 1 y 2 de Wirth y cols, 2011). Esta dosis de CORT en los niveles de cortisol en plasma resultaron mayores que aquellos causados por estresores moderados como el habla pública (Kirschbaum y cols., 1993), pero estaban dentro del rango fisiológico, comparable a los niveles resultantes del ejercicio extenuante o el asma (Fry y cols., 1991; Cydulka y Emerman, 1998). Debería notarse que debido al ajuste de la dosis de CORT por el peso, diferencias sexuales en la cima del cortisol en plasma, con una cima de media de 28.75 (6.88) mg/dL para hombres y 52.94 (8.15) mg/dL para mujeres.
Durante la segunda mitad de la infusión de drogas, cuando los niveles de cortisol estaban significativamente altos en el día CORT (mirar Wirth y cols., 2011), se dio un dibujo de una tasa de exposición para la codificación de la memoria. Durante la exposición en cada sesión, los particip(Diagnósticos antes codificaron 23 dibujos desagradables y 23 neutrales, que fueron expuestos durante 5s (Lang et al., 2001).
Se crearon dos grupos de dibujos psicometralmente igualados para permitir la presentación de diferentes dibujos en las sesiones CORT y placebo. Para mantener a los participantes comprometidos durante la exposición de los dibujos, consideraron a los dibujos  por sus cualidades emocionales.
La tercera sesión (4 días siguieron a la Sesión 2) incluía una prueba de recuerdo libre para la codificación de los dibujos durante las sesiones CORT y placebo. Durante la tercera sesión después de que todos los otros procedimientos del estudio se completaran, se administró un paquete de cuestionarios, que incluían los CAPAN-versión de Rasgos (Watson y cols., 1988), para  la medición de diferencias inter-individuales en el Rasgo NA.
Procesamiento de Cortisol. Las muestras de sangre se centrifugaron para la extracción del plasma, que fue almacenado en -80 grados C hasta el análisis. La evaluación del cortisol se representó con un  paquete evaluador  radioinmune Coat-A-Count (ERI) (Diagnósticos de Asistencia Sanitaria de Siemena), que tenían un límite menor de detección de 0’2 mg/dL. La media inter-evaluación en porcentaje fue 5’9% y la media intra-evaluación fue 4%. Los niveles de cortisol en plasma post-droga se calcularon usando un área bajo la curva con respecto a la media (AUC; y cols., 2003) para las 6 muestras, empezando inmediatamente después de la infusión de droga y después de las 2h tras la infusión. La muestra final, que  era de aproximadamente 3 h después de la toma, no fue incluida en AUC porque 5 sujetos perdieron esa muestra por constricciones de tiempo. El AUC se calculó usando valores logarítmicamente transformados de cortisol.
Análisis de los datos. Analizamos los datos usando regresión jerárquica. La VD era la diferencia entre el recuerdo de los dibujos codificados durante CORT contra el la duración del placebo, lo que refleja la magnitud y dirección de los efectos de CORT en el subsecuente recuerdo para cada individuo (relativo a su propia representación de recuerdo para los dibujos codificados durante el placebo). Las VI eran: 1º: Orden de droga, 2º: AUC de cortisol, 3º: sexo, 4º: Rasgo NA, y 5º: la interacción entre Sexo y Rasgo NA. Orden de la droga y AUC de cortisol se incluyeron primero en el test por cualquier efecto del orden de la administración de al droga (CORT o placebo primero), por la variación en la magnitud del aumento de cortisol, o para ajustar cualquier varianza relacionada con esas variables potencialmente confusas. Sexo, Rasgo NA e interacción se introdujeron hipoteizando que el rasgo NA moderaba los efectos de CORT en la formación de la memoria, y esto variaba según el sexo.
Después, organizamos un conjunto de análisis análogos a los del Estudio 1 en los que examinamos la variación post-droga de los niveles de cortisol después de la administración de CORT relacionados con la representación de la memoria. Por último, examinamos qué resultados variaban basándose en la valencai de los estímulos.

Resultados y discusión

No se vieron efectos de CORT en la memoria: la droga no afectaba significativamente a la representación del recuerdo subsecuente, y Sexo y Droga no interactuaban, p’s > 0.60. Así, en todoslos individuos, CORT no afecta significativamente a la memoria.
Rasgo NA y Sexo moderaban los efectos de CORT en la memoria. Ni el Orden de la droga ni el AUC de cortisol afectaba significativamente al recuerdo subsecuente; ni Sexo ni Rasgo NA en solitario predecían los efectos de CORT en el recuerdo; y la interacción entre Sexo y Rasgo NA predecía significativamente los efectos de CORT en la representación del recuerdo subsecuente, estimado para el 16% de la varianza sobre las demás variables. Las pruebas post hoc muestran que en mujeres, Rasgo NA predice los efectos de CORT en el recuerdo total, r(21) = 0.54, p < 0.01, como que el CORT facilitaba la formación de la memoria preferentemente en mujeres con un mayor Rasgo NA. En hombres, el Rasgo NA y la representación del recuerdo no estaban significativamente relacionados. Sin embargo, cuando se sumaban el Rasgo Na y el PA, lo que refleja el arousal emoconal, el rasgo del arousal emocional predijo los efectos de CORT en el recuerdo total, r(19) = _0.52, p < 0.02, como que CORT facilitaba la formación de la memoria predominantemente en hombres con un menor rasgo de arousal emocional. Así, los descubrimientos para el  rasgo del arousal emocional en hombres en el Estudio 2 era similar a los descubrimientos en el Estudio 1 en los que el aumento del cortisol endógeno estaba relacionado con la facilitación de ala memoria sólo en hombres con un bajo Rasgo NA.
            La unión de ambos estudios. Por usar una manipulación de la droga por  placebo-control en el Estudio 2, nos permitimos usar cada participante como su propio control (examinando las diferencias en la representación de la memoria para las palabras codificadas durante CORT menos placebo). Sin embargo, en el Estudio 1, que no ncluía una condición control, estamos limitados a observar cómo el rasgo NA moderaba la relación entre memoria y variaciones inter-individuales en el estrés inducido por el aumento del cortisol. Para comparar directamente los resultados en ambos estudios, para el Estudio 2 organizamos un conjunto de análisis análogos al Estudio 1: usamos una escisión en la media en el Rasgo A para examinar si el Rasgo NA moderaba la relación entre la memoria y las variaciones inter-individuales en el aumento de cortisol post-droga en el día CORT.
            En las mujeres en el Estudio 2, la variación en el AUC de cortisol post-droga se relacionaba con la representación del recuerdo total sólo en las mujeres con un mayor Rasgo NA. En el grupo de mujeres con un mayor Rasgo NA, la correlación entre el AUC de cortisol post-droga y el recuerdo total era r(9) = 0.84, p < 0.001. En el grupo de mujeres con menor Rasgo NA, la correlación era r(11) = 0.03, n.s. Así, ambos grupos de análisis para el Estudio 2 sugerían que el CORT se relaciona con una mayor facilitación de la memoria en mujeres con un mayor Rasgo NA.
            Sin embargo, en hombres, los resultados no eran significativos usando esos métodos de análisis. Tras una escisión en la media basada en el Rasgo NA, las correlaciones entre el AUC de cortisol post droga y la representación del recuerdo no eran significativas en hombres en el Estudio 2, r’s < 0.30, n.s.  Así, para los hombres del Estudio 2 sólo la primera estrategia de análisis presentada  sugería que el rasgo del arousal emocional mo deraba la relación entre el cortisol y la formación de la memoria.          Los descubrimientos presentados separadamente por categoría de valencia del estímulo: Mujeres. Mayor Rasgo NA predijo una mayor facilitación de la memoria por CORT para las imágenes negativas y neutrales. Cuando se usa la estrategia de análisis similar al Estudio 1 (examinando la relación entre el recuerdo subsecuente y la variación en los niveles de cortisol post droga en el día CORT), mayores niveles de cortisol se relacionaban con la facilitación de la memoria en el grupo de Alto Rasgo NA. Aparece un patrón similar para las imágenes negativas en un nivel-pauta: el grupo de Alto Rasgo NA, r(11) = 0.49, p = 0.10, y Bajo Rasgo NA, r(9) = 0.02, n.s. Así, para ambas estrategias de análisis en mujeres, un mayor Rasgo Na predijo mayores niveles de cortisol relacionados con la facilitación de la memoria para los estímulos neutrales y negativos, descubrimientos estadísticamente significativos o en un nivel-pauta cuando se rompen por un estímulo tipo. Hombres. Como se ha mencionado, el Estudio 2 no reveló una moderación significativa de los efectos de CORT en el Rasgo NA en hombres. Sin embargo, un menor rasgo de arousal emocional (incluyendo los arousal afectivos negativo y positivo) predijo una relación entre CORT y facilitación de la memoria para el recuerdo total en hombres, un descubrimiento más aparente para el recuerdo de las imágenes negativas, pero también aparente en el nivel-tendencia para los estímulos neutros. Así, los descubrimientos para el Estudio 2 no difieren significativamente para los estímulos negativos frente a los neutrales.

            Discusión general

            En dos estudios con diferentes diseños, el Rasgo NA moderaba la relación entre el aumento del cortisol y la formación de la memoria. En el Estudio 1, en hombres con un menor Rasgo NA, se dio un mayor aumento del cortisol endógeno durante el estrés, relacionado con la facilitación de la memoria. Esos datos sugieren que en hombres con un Menor Rasgo NA, el aumento del cortisol durante el estrés podría mejorar el aprendizaje. En hombres con un mayor Rasgo NA, no hay relación entre el aumento del cortisol y la representación del recuerdo. Estos datos posiblemente sugieren que el Alto Rasgo NA debilita o bloquea los efectos facilitatorios del agudo aumento de cortisol en la formación de la memoria en hombres. Estos descubrimientos son algo contra-intuitivos, dando datos que muestran que el mayor estado de arousal emocional aparece para jugar un efecto permisito en los efectos facilitatorios de los GCs en la memoria. (Okuda y cols., 2004; Abercrombie y cols., 2006; Roozendaal y colsl., 2006a). Algunos datos incluso sugieren que el mayor estado de arousal emocional es un prerequisito necesario para los efectos de los GCs en la memoria (Roozendaal y cols., 2006b). Nuestros descubrimientos, sin embargo, sugieren que incluso después del ajuste para el estado del arousal emocional, mayores niveles de cortisol se relacionan con la facilitación de la memoria en hombres con un menor (y no mayor) Rasgo NA.
En el Estudio 2, los hombres y mujeres recibieron CORT y placebo, para que cada participante sirviera como su propio control farmacológico. El Estudio 2 mostraba que el Rasgo NA moderaba los efectos de CORT en el recuerdo consecuente, lo que era aparente cuando la interacción entre Rasgo NA y Sexo se incluía en el modelo estadístico. Los datos en hombres parcialmente replicaron los descubrimientos contra-intuitivos del Estudio 1.En el Estudio 2, aunque el Rasgo NA no se relacionaba con la representación en la memoria, los análisis usan el rasgo de arousal afectivo (sumando Rasgo NA y PA) replicaron el Estudio 1. Este Estudio 2 descubre que los hombres mostraron que el menos rasgo de arousal afectivo se asociaba con unos mayores efectos facilitarorios de CORT en la memoria.
            Contrariamente, en las mujeres en el Estudio 2 un mayor Rasgo NA se asociaba con mayores efectos facilitatorios de CORT en la memoria. En mujeres con un mayor Rasgo NS, el aumento del cortisol aumentaba la memoria para las imágenes desagradables y neutras. Los datos en mujeres son más consistentes con la predicción basada en los estudios manipulativas del estado afectivo, los cuales muestran que un mayor estado de arousal afectivo se relaciona con la facilitación de al memoria (Abercrombie y colsl., 2006; Roozendaal y cols., 2006a).
Debería notarse que no encontramos un efecto principal de CORT en la representación de la memoria en el Estudio 2. Aunque el cortisol y otros glucocorticoides afectan robustamente a la memoria, es un fenómeno variable (con agudos aumentos de cortisol que a veces perjudica y a veces mejora la memoria (Joëls y Krugers, 2007; Champagne y cols., 2008)). Un número de otros estudios de manipulación farmacológica de GCs ha fallado al mostrar los efectos en la memoria declarativa (Lupien y cols., 1999). En suma, otros estudios han encontrado efecos en GCs en un tipo de memoria declarativa pero no en otros tipos (Buchanan y Lovallo, 2001). Muchos factores alteran los efectos de los GCs en el aprendizaje, como el nivel de aumento de cortisol y el tiempo de día (Lupien y McEwen, 1997; Joëls y Krugers, 2007). El aumento del cortisol en el Estudio 2 puede haber sido demasiado alto en el tiempo del día en el que pasamos a los sujetos (1600 h) para observar un efecto consistente en la memoria. Adicionalmente, posiblemente el diseño intra-sujetos mejoró nuestra habilidad para detectar los efectos. Sin embargo, el objetivo de los análisis en humanos presentado aquí era extender el reciente trabajo en animales que muestra que las cualidades duraderas de la historia pasada e individual altera los efectos de los GCs en la memoria. Nuestro objetivo era mostrar que a pesar de los nulos efectos en el cortisol para el grupo entero, las diferencias inter-individuales en el rasgo de estilo afectivo moderan los efectos del cortisol en humanos

Cortisol y memoria: relevancia del rol moderador del Rasgo NA

Entender los mecanismos subyacentes de la vulnerabilidad a los estresares es de gran importancia. El cortisol juega un rol en la cognición emocional en condiciones psicopatológias, como una depresión (Abercrombie y cols., 2011) y desorden de estrés post-traumático (DEPT) (de Quervain, 2008). Algunos individuos podrían exhibir un riesgo mayor para los efectos facilitatorios del cortisol en la memoria para la información amenazadora. Profundamente, DEPT se ha asociado con una mayor sensibilidad neural al cortisol (Grossman y cols., 2006; Yehuda y cols., 2006). Por otra parte, varios datos sugieren que la depresión podría estar asociada con una insensibilidad al cortisol (Raison y Miller, 2003; Pariante, 2009). Algunos individuos deprimidos pueden ser menos sensibles a los efectos del cortisol en el procesamiento neural de la información positiva o neutra, como efectos permisivos en el funcionamiento del hipocampo neuronal (McEwen, 1994; Abercrombie y colsl., 2011). El Rasgo NA y el Sexo podrían estar entre los factores estables que predicen la sensibilidad cognitiva y neural al aumento del cortisol. Los datos en roedores también sugieren que la variación en el entorno temprano de uno (ej: niveles de cuidado materno) crean diferencias inter-individuales tardías que predicen la dirección de los efectos de los GCs en el aprendizaje (Champagne y cols., 2008).
Las intervenciones comportamentales y farmacológicas pueden directamente captar los procesos relacionados con el aprendizaje (Pittenger y Duman, 2008). Como los individuos practican técnicas comportamentales que alteran el rasgo de arousal emocional y/o su fugaz arousal emocional durante el estrés, pueden alterar la naturaleza en la que las hormonas del estrés afectan a la memoria y a la neuroplasticidad. En suma, los datos animales muestran que los antidepresivos aminoran los efectos del estrés crónico en los mecanismos neurobiológicos asociados con el aprendizaje (Pittenger and Duman, 2008). La investigación en humanos acaba de empezar a examinar el rol de los agentes farmacológicos en la mejora del aprendizaje terapeútico (y/o prevención de aprendizaje no adaptativo) (de Quervain, 2008; Norberg y cols., 2008). La manipulación farmacológica de los receptors de corticosteroide durante la psicoterapia es un método sobre el que se hipotiza la mejora del aprendizaje pisocterapeútico.

¿Por qué las diferencias inter-individuales en NA alteran los efectos de cortisol en la memoria?

Los datos en animals muestran que el núcleo basolateral de la amígdala es necesario para los efectos de mejora y desarrollo en GC en la memoria (Roozendaal y cols., 2006a). Las individuos que tienden al afecto negative muestran mejora negative del afecto relacionada con la activación de la amígdala (Abercrombie y cols., 1998; Schwartz y cols., 2003; Oler y colsl., 2010). Posiblemente, el Rasgo NA modera los efectos del cortisol en la memoria en virtud de las diferencias inter-individuales en el límite para la activación de la amígdala.
Es importante que los efectos del estrés y/o los GC en el aprendizaje están a menudo en direcciones opuestas para hombres y mujeres, o aparecen en un sexo pero no en el otro (Andreano y Cahill, 2009). El trabajo en roedores muestra que la amígdala basolateral es necesaria para la inducción de efectos opuestos del estrés en el aprendizaje en hombres frente a mujeres en una tarea de aprendizaje asociativo (Waddell y colsl., 2008). Estos datos de roedores son muy importantes, porque enfatizan el rol de la amígdala basolateral en los efectos del estrés en el aprendizaje y suministran el descubrimiento inicial de que la activación de la amígdala basolateral se necesita para inducir los efectos opuestos en hombres y mujeres.
Sin embargo, los datos de estudios actuales no permiten afirmar las conclusiones sobre las diferencias de sexo (ej., si el Rasgo NA modera los efectos del cortisol de forma diferente para hombres y mujeres), por las limitaciones en nuestro proyecto: en el Estudio 1 sólo se incluyeron hombres; en el Estudio 2 todas las mujeres estaban en la fase activada del uso de hormonas anticonceptivas; y en el Estudio 2 la CORT produjo diferentes niveles de cortisol en hombres y mujeres. Aunque los descubrimientos siguen sin cambiar en el Estudio 2 después del ajuste de los niveles de cortisol (Log Cortisol AUC), las diferencias de sexo observadas pueden deberse a diferencias en la magnitud del aumento del cortisol o a otros factores. Así, la varianza dentro de la muestra de mujeres podría estar relacionadaa las diferentes formulaciones de los anticonceptivos hormonales. El mensaje primario del estudio en curso es que el Rasgo NA se encontró que moderaba repetidamente la relación entre cortisol y la formación de la memoria; no están claras las explicaciones del sexo para las diferencias en la dirección de los descubrimientos. Se necesita la replicación de las diferencias de sexo observadas aquí, y debe determinarse la contribución de la fase menstrual y del uso del anticonceptivo.
Una limitación de este proyecto es que ambos estudios usaron diseños muy diferentes. El Estudio 1 usó una muestra de sujetos con manipulación del cortisol endógeno inmediatamente tras la codificación. La falta de una condición control sin estrés limita las conclusiones que pueden derivarse del estudio 1. El Estudio 2 usó un diseño de medidas repetidas en el que cada participante recibió una administración de CORT o placebo ante del aprendizaje. Porque el Estudio 2 incluía una condición control, se nos permitió examinar los efectos de CORT comparados al placebo, lo que permitió análisis que no dependían solamente de las correlaciones basadas en las diferencias inter-individuales en los niveles de cortisol. A pesar de las diferencias en los diseños del estudio, ambos estudios mostraron que el rasgo del arousal afectivo moderaba la relación entre el cortisol y la relación de la memoria.
Otro factor limitante es que el proyecto en curso no muestra si los resultados dependen de la valencia del estímulo para ser recordado. Aunque el Estudio 1 mostraba moderados efectos del Rasgo NA para las imágenes positivas y neutras, el Estudio 2 no incluía dibujos agradables y no mostró diferencias significativas en la moderación de los efectos del Rasgo NA en la memoria para las imágenes neutrales frente a las negativas. Así, las conclusiones no pueden ser dibujadas en base a los efectos diferenciales basados en la valencia del estímulo. Las investigaciones futuras deben examinar más específicamente si los efectos de moderación del rasgo del arousal emocional en los efectos del cortisol en la memoria dependen de la valencia del estímulo.

Sumario

Estos datos son los primeros que conocemos de examinar cómo el rasgo del arousal afectivo modera la relación entre el agudo aumento del cortisol y al formación de la memoria en humanos. En dos estudios en los que se usan métodos muy diferentes, encontramos que el Rasgo NA moderaba la relación entre el aumento del cortisol y la formación de la memoria. La identificación del rasgo como factores que alteran los efectos de las hormonas del estés en la cognición emocional puede ser esencial para entender por qué algunos individuos muestran resistencia frente a la patología en la cara del estrés.

Conflicto de intereses

Todos los autores declaran que no tienen conflictos de interés.

Referencias

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